¡Libertad!


El 23 de febrero de 2002 la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt fue secuestrada por las Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (FARC), tres días luego de que el ahora ex presidente Andrés Pastrana diera por terminado un intento de proceso de paz con el grupo guerrillero.
Betancourt había sido una crítica a las FARC y bien conocía del riesgo en que se encontraba cuando fue a buscar votos en el sur de su país, cosa que por supuesto no justifica el hecho de que se limite la libertad de una persona.
El concepto de libertad apunta a la facultad del ser humano de poder llevar a cabo una determinada acción, en el caso particular del secuestro se restringe la libertad de forma coercitiva y violenta.
Las más de las naciones del mundo proclaman la libertad bajo el rótulo de permitir a sus ciudadanos respetar sus propios derechos, limitándose éstos donde se inician los derechos de los demás.
El miércoles pasado la libertad fue el grito silencioso que millones de ciudadanos (sobre todo en América Latina y Francia) gritaron junto al grupo que el Ejercito Colombiano rescató de las FARC, la libertad de Betancourt fue – para muchos – símbolo de que la era de terrorismo en Colombia podría finalmente terminar.
No se puede negar que la labor del Presidente Uribe fue acertada, independientemente de la corriente política que represente, del apoyo o no al “Imperialismo”, de sus ansias o no de perpetuarse en el poder, todo quedó a un lado al funcionar de forma coherente y efectiva el rescate más sonado de los últimos años.
El mismo Hugo Chávez que hacia tiempo atrás pedía reconocer status político al grupo guerrillero colombiano indicó de manera textual que no debería “volver el tiempo de los fusiles”, cosa que por supuesto es contraria a su posición anterior de crear uno, dos, tres Vietnams en América Latina. Ya semanas atrás el mismo Chávez había cuestionado de manera directa el uso del secuestro como una herramienta para obtener fines políticos, resulta – por ende – satisfactorio que incluso el más recalcitrante mandatario Latinoamericano deje de lado las ideologías políticas extremas (que tanto daño nos hacen) y haya enviado un mensaje de felicitación al Presidente Colombiano.
Hugo Chávez actuó - quizás por primera vez - como un estadista y con pulcra imagen le dijo al mundo un mensaje coherente con los tiempos actuales, desde estas líneas – igualmente por primera vez – es que escribo algo positivo del mandatario venezolano y resulta gratificante esperar que sus palabras sean sinceras.
Entonces la libertad de los 15 ciudadanos rescatados festejada por Neoliberales y Socialistas ha provocado que al unísono nuestra región se unifique en torno a un principio por todos reconocido: La libertad.
Felicidades a las Fuerzas Armadas de Colombia, a su Gobierno, a todos quienes consideran que las guerrillas son un medio equivocado de obtener resultados políticos, a los familiares que se reencontraron con sus seres queridos y a todos los latinoamericanos que independientemente de sus diferencias fueron capaces de hacer realidad la famosa frase de Benjamín Franklin: “Donde mora la libertad, allí esta mi patria”.

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