El despelote, el Golpe Civil y la muerte


Cinco regiones del país viven un total despelote, así simple y llanamente, por un lado tenemos bloqueos de caminos que se van masificando, en Tarija una bomba molotov destroza el frontis de una entidad local, en Cobija a punta de palos y piedras se toman seis instituciones, en Santa Cruz se intenta tomar las oficinas del INRA, se acrecienta el racismo y la tolerancia es cosa rara; por el otro lado se emite un decreto que pretende “sancionar”a las Prefecturas en cuyas regiones se presenten estos desmanes y se pretende un cerco a Santa Cruz desde las cero horas del lunes con amenazas serias de boicotear la Fexpocruz, por su parte el Ministro de la Presidencia, Juan Ramón de la Quintana informa que el ejercito planteó un querella criminal contra el Prefecto del Beni.
En la misma lógica el Presidente de la República, Evo Morales, denuncia que está en marcha un “Golpe Civil” cuyos pasos se inician con la toma de instituciones públicas por parte de grupos de choque que responden a la Derecha nacional y radicaliza su discurso contra la Media Luna.
Si teorizamos brevemente, un golpe de estado, por definición, es la toma del poder político de forma repentina y violenta efectuada por un grupo de poder y que vulnera la legitimidad legal de un Estado. Sus formas revisten la posibilidad de un Golpe Institucional (cuando la toma de poder es realizada por elementos internos del mismo gobierno), el Golpe Militar (cuando es realizada por elementos de las Fuerzas Armadas) y recientemente se maneja el concepto de Golpe de Mercado (causado por la presión de los agentes económicos mediante mecanismo propios del mercado, tal el caso de la inflación, el desabastecimiento, las corridas bancarias, la subida de las tasas de interés, etc.). El término Golpe Civil es un término nuevo y reciente, que aparentemente implicaría que es causado por entidades cívicas regionales o autoridades locales cuyo objetivo será infundir temor en la población y caos mediático que provoque descontento y fuerce pedidos de renuncia o en su caso la intervención de algún factor externo que a nombre de pacificar pueda realmente tomar el poder político..
Independientemente de cualquier definición resultará bueno ver que en todas estas acciones existen similitudes con acciones que en su momento el mismo Presidente también ejercitó con apoyo de su bases sindicales, si bien no tomaba entidades públicas llegó a quemar hoteles o en su caso la misma Prefectura de Cochabamba que hoy muestra la Whipala andina, ni que decir de los bloqueos de caminos que eran el fuerte de los grupos sociales y que empujaron a la quiebra a varios empresarios.
En esta misma lógica, ya sea analizando lo que fue la época sindical del Presidente Morales o los radicalismos del CONALDE estamos ante el mismo panorama: inestabilidad que afecta procesos económicos que crean trabajo e ingresos para el pueblo, enfrentamiento y lucha entre ciudadanos de una misma nación, destrozos de bienes públicos que al final de cuentas serán repuestos con nuestros propios impuestos, pérdida de documentación, desabastecimiento en todas sus formas y el reflejo de una nación que aún vive en la barbarie y no acaba de comprender que la única forma de obtener el progreso es a través del orden.
La única conclusión posible de todo este despelote es que su resultado seguro será la muerte.

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