El difícil oficio de ser periodista


A pesar de que la Asociación Nacional de la Prensa viene desde hace bastante tiempo alertando respecto a la violencia que gira en torno a los trabajadores de la prensa, oscuros personajes siguen amparándose en las aglomeraciones pro gubernamentales para limitar la labor periodística y por ende limitar la libertad de expresión.
Cuando se habla de un periodista amedrentado se habla también de que nos limitan a todos el acceso a la información, y eso no es democracia.
El pasado mes de octubre la organización Reporteros Sin Fronteras presentó un informe en el cual se muestra que la democracia no necesariamente garantiza la libertad de prensa. En este reporte se muestran como los países con mayor libertad de prensa a los europeos Islandia, Noruega y Finlandia, en tanto que en el área de Latinoamérica los primeros son Costa Rica, Chile y Argentina y el último sigue siendo Cuba.
Si anotamos la nómina casi completa de nuestra región tendremos: Costa Rica (22), Chile (56), Argentina (68), Brasil (82), Paraguay (90), Honduras (100), Perú (108), Venezuela (113), Bolivia (115), Colombia (126) y México (140).
Hace tiempo atrás Bolivia estaba en posiciones expectables en esta nómina, ahora nos vemos menos que la misma Venezuela solamente superando a Colombia y México.
En octubre del año 2006 la misma organización manifestaba respecto a la libertad de prensa boliviana “a lo largo del último año los periodistas bolivianos han disfrutado de una libertad comparable a la de sus colegas austriacos o canadienses”, en ese entonces nuestra posición era el número 16 del mundo (99 puestos más arriba), éramos el mejor país Latinoamericano en cuanto a libertad de prensa refería.
¿Qué sucedió en Bolivia que en menos de tres años hemos pasado de ser los campeones latinoamericanos de la libertad de prensa a ser los antepenúltimos?
Seguramente la explicación pasa por la creciente polarización en la que vivimos, los encendidos discursos que maldicen la labor periodística y por supuesto las acciones de hecho que en cada movilización se pueden evidenciar y que han terminado por germinar un sentimiento de rechazo hacia una de las profesiones más nobles: el periodismo.
Esperemos que el llamado que hizo el Vicepresidente para que se sancione a los responsables de estos actos vandálicos sea un primer paso para que el país mejore su posición en cuanto a la libertad de prensa y por consecuencia permita que el trabajo periodístico se vea garantizado. No podemos permitir que a nombre de movimientos sociales se menoscabe la libertad nacional que en derecho nos corresponde, libertad traducida en saber cómo está nuestro país ya sea en lo político, económico o social, afecte a quien afecte.
Es deber de la Policía Nacional, el Ministerio Público, las autoridades nacionales, departamentales y municipales, la Iglesia Católica, Derechos Humanos y de todo ciudadano el tomar cartas en el asunto y defender a la prensa de cualquier agresión, venga de donde venga.
Es preciso – además - que el propio Presidente de la República sea el primero en promover la libertad de prensa y garantizar la seguridad de los trabajadores periodistas, de este modo, por efecto cascada, sus bases sociales imitarán dicha conducta.
Debemos recuperar nuestro liderazgo en materia de libertad de prensa, no podemos conformarnos con abandonar a los medios de comunicación y dejar que nuestro país se ubique a la cola de una larga fila de naciones que no respetan a los medios de comunicación y sus trabajadores.
La democracia se funda en la libertad de cada uno y el respeto a la libertad de los demás, en saber mis límites y en respetarlos, en buscar el progreso y el desarrollo sin ilegalidad y en concordancia con mi sociedad, en poder acceder a la información sin limites y con la garantía de que no se está sesgando la misma.
La libertad de prensa es demasiado importante como para no respetarla.

Comentarios