¿Cuánto cambiará el mundo con Obama?


Barack Obama, 47 años, hijo del también llamado Barack Obama (oriundo de Kenia – África -) y de Ann Duhan (nacida en Kansas), ambos se conocieron en Hawai gracias a una beca que ganó él y posteriormente se casaron. En 1961, cuando Obama nació, en los Estados Unidos estaba prohibido el matrimonio interracial en varios estados. Luego del divorcio de sus padres y del segundo matrimonio de su madre con un indonesio viviría en Yakarta, Hawai y Chicago. En 1991 se graduó de abogado en la universidad de Harvard y ya el año 1996 era elegido senado del estado de Illinois. Recién el año 2004 fue elegido senador de los Estados Unidos y su nombre empezaba a ser conocido.
El 10 de febrero de 2007 lanzaba su candidatura a la Presidencia de los Estados Unidos, debiendo derrotar en el camino nada más y nada menos que a Hillary Clinton (esposa del ex mandatario Hill Clinton). Luego de las reñidas primarias, este personaje, digno símbolo del sueño americano, era elegido Presidente de los Estados Unidos.
Nuevamente el mejor discurso político fue la punta de lanza del candidato ganador, la oferta del “cambio” se apoderó de los votos de miles de ciudadanos que eufóricos brindaron su apoyo al joven demócrata, este mérito se lo dio su jefe de campaña David Plouffe.
Pero en los hechos y luego de celebrar la victoria ¿cuánto cambiará el mundo con Obama? Mientras él recibe las felicitaciones de casi todos los países del mundo – incluido el nuestro – y con la larga lista de esperanzas que ha renovado, bien podemos afirmar que la política norteamericana no se funda solo en una persona. Los intereses de ese país no cambiarán en gran medida independientemente de que los Demócratas o los Republicanos estén a la cabeza. La crisis financiera, las relaciones comerciales con Europa y el petróleo de Oriente seguirán liderando las agendas políticas gringas y por ende nuestra región no tendrá mayor ingerencia directa.
En lo que a América Latina refiere sorprende que Hugo Chávez se sienta satisfecho con la victoria de Obama, pero resta saber qué ocurrirá a posterior, difícilmente el mandatario venezolano cambiará su parecer en torno a sus acciones en nuestro continente y en ello surgirá seguramente alguna divergencia y más temprano que tarde Chávez y Obama tendrán problemas. Para el gigante Brasil, la estable Chile o la leal Colombia la cosa va más pausada y el cambio de Gobierno les significará la continuidad comercial que se espera. Para Bolivia – a decir del propio Presidente Morales – esperemos sea un inicio de mejores relaciones con los Estados Unidos y una relación más fructífera.
En líneas generales el prestigio e imagen norteamericano viven su peor momento, el gobierno del Presidente George W. Bush ha puesto a los Estados Unidos en el fondo de la impopularidad y ha tachado a su liderazgo como “arrogante”. La política exterior norteamericana disparada de forma tajante e impositiva a raíz de los atentados del 11 de septiembre ha sembrado el mundo de luto, incluidos cientos de soldados norteamericanos cuyos padres seguramente votaron por el “cambio” que propugnaba Obama y que traerá a sus fuerzas militares a casa.
Más allá del color de la piel de Obama o del potente factor del mensaje de “cambio” esperemos que Estados Unidos pueda promover los valores de la democracia, libertad, igualdad y fraternidad con los que fue fundado antes que la guerra y las armas, o en las palabras del propio Barak Obama: “… aquellos que se han preguntado si todavía nuestro faro ilumina brillante como en esta noche, les probamos, una vez más, que la verdadera fortaleza de nuestra nación viene, no del poder de nuestras armas o del nivel de nuestra riqueza, sino del poder de nuestros ideales: democracia, libertad, oportunidad y nuestra esperanza inquebrantable”.

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