Cuba, a 50 años de su revolución


Se conmemoran 50 años de la revolución cubana, para muchos símbolo de la revolución y el heroísmo, para otros sinónimo de dictadura y opresión.
Sus éxitos innegables pasan principalmente por su sistema de asistencia social, mismo que se refleja en un Estado que entrega a las familias más pobres dinero extra, módulos de ropa, alimentos y muebles, y que incluso en casos de personas que requieran especial atención cubrirá sus gastos de cuidado. La misma revolución de manera inicial dio trabajo al 100% de las familias campesinas, ya sea dándoles tierras, integrándolos en cooperativas o haciéndolos trabajadores de granjas estatales.
En las ciudades cubanas se prohibió el desalojo de vivienda, se redujeron los alquileres y se convirtió al 85% de los inquilinos en propietarios de las viviendas que ocupaban. No existen “niños de la calle” ya que el Estado asume plenamente su situación, todos deben estudiar de forma obligatoria hasta el noveno grado y sus estudios superiores (incluidos los libros de texto) son gratuitos. Otro orgullo de la revolución cubana pasa por su atención en salud que es gratuita en todo, desde el más simple resfrío hasta el tratamiento del terrible VIH Sida, este sistema ha permitido afirmar en Cuba nadie muere por enfermedades curables y ha colocado a este país con una esperanza de vida para las mujeres en 76 años y para los hombres en 80, además de una mortalidad infantil de 5 por cada 1000 nacidos, un logro superior al mismo Estados Unidos y muy por encima de los otros países.
Sin embargo de estas maravillas la revolución cubana tiene también su otra cara, y es precisamente que los derechos civiles y políticos de la ciudadanía se ven afectados, situaciones que se manifiestan en su limitación a la libre asociación política, económica o de prensa han derivado en un sistema dictatorial aún hoy vigente.
En poca palabras en Cuba ser opositor es ilegal ya que la gran mayoría de los cubanos deben ser parte de alguna vertiente del Partido Comunista, si bien se tolera la divergencia de criterios estos no podrán tener carácter legal nunca y quien asuma actitudes contrarias al régimen bien puede ser reprimido o incluso encarcelado.
Los medios de comunicación son manejados por el partido de Gobierno, que determina sus líneas editoriales y por supuesto no permite voces contrarias a la revolución. En los más de los casos los medios de comunicación solo asumen posiciones una vez que los Castro han marcado lo que se conoce como la “línea oficial”.
A nivel ciudadano no solo la poca libertad preocupa, ya que la economía del país tiene extrema corrupción, salarios insuficientes y la capacidad de consumo del ciudadano es mínima. El trabajo por cuenta propia (llámese la mínima posibilidad de ser una especie de empresario independiente) no es autorizado desde hace más de 10 años.
El ciudadano común cubano, académico o agrario, reconoce que las cosas ya no pueden continuar así, que la libertad es cada vez más necesaria y que el mundo deja atrás a la isla cada vez más rápido
A pesar de esto nuestro Presidente junto a otros mandatarios parecerían soñar con que el país – entre otros – siga la línea cubana, cosa que constituiría un suicidio para gran parte de la población.
No por nada el escritor Lisandro Otero (cubano) decía “en Cuba todo lo que no es obligatorio está prohibido”, por eso ante la sola idea de seguir los pasos de la revolución cubana: No gracias señor presidente

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