El mejor trabajo del mundo


El título de este artículo suena muy interesante ¿cierto?, para más de uno este es un sueño anhelado, el poder decir que uno tiene el “mejor trabajo del mundo”.
Pues hoy esto es realidad para un británico llamado Ben Southall (de 34 años), Ben participó de un concurso en el que participaron cerca de 34.000 candidatos de todo el mundo, el evento en sí consistía en candidatear para ser el cuidador de la paradisíaca isla de Hamilton, en la famosa Barrera de Coral, el lugar desde ya es hermoso y la labor consistía específicamente en nadar, explorar los alrededores y relajarse en una casa con piscina y vista al mar mientras prepara informes sobre sus observaciones.
¿Qué envidia cierto? Sprite tiene razón, la “envidia sana” no existe y para muestra basta un botón, mientras Ben disfrutará de un paraíso tropical, ganando nada más y nada menos que la astronómica suma de 150.000 dólares australianos (105.000 dólares americanos) nosotros deberemos de enfrentar elecciones en diciembre, peleas a lo largo del todo el año, Evos y Lineras envalentonados, Costas y Brancos bravuconados, “terroristas” apaleados y una serie de cosas que hacen de Bolivia un lugar mediocre para vivir.
Mientras en otros lugares del mundo se hace gala de lo hermoso que es vivir ahí, mencionando su estabilidad, alto nivel educativo, respeto a las leyes, puntualidad y todo un cúmulo de virtudes (lejanas a las que nosotros ostentamos), en Bolivia vamos cada vez más abajo. Las y los bolivianos estamos más que acostumbrados a vivir de la viveza criolla, a soportar el mal trato de bloqueadores, la mediocridad de la educación, la poca higiene de mercados y habitantes, la gala de malacrianzas que fomentamos diariamente, la flojera crónica y – por supuesto – la corrupción e incapacidad de numerosas autoridades públicas que hacen que sigamos en una espiral de mediocridad.
Aún a pesar de esto y con el cariño que tenemos por nuestro país tratamos de empezar negocios, emprendimientos privados que buscan consolidar el sueño boliviano. Lamentablemente estas iniciativas se ven enfrentadas a la política que (en nuestro país) es más importante que la economía y en muchos casos mueren sin haber podido consolidar un nivel de desarrollo siquiera mínimo para poder dar un futuro mejor a nuestros hijos.
Por estos motivos en Bolivia no podría existir el “mejor trabajo del mundo”, si uno es oficialista de pronto ni el ser Presidente sería considerado el mejor trabajo habida cuenta que somos ingobernables, si son opositores peor, si son ciudadanos regulares la situación hace imposible que se pueda ser feliz en un trabajo, sea cual fuese.
El trabajo dignifica, y esto lo saben todos aquellos quienes se levantan todos los días dando gracias a Dios por permitirles tener un sustento, pero tal cual avanza (¿o retrocede?) el país resulta difícil imaginar mejores días.

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