El mal padre


Cual mal padre el Presidente Morales le dio a La Paz torta y regalos, en tanto que a Sucre, que de pronto merecía más homenaje, le dio pan y cebolla. Todo esto se pudo apreciar en el Bicentenario de nuestro hermano Departamento de La Paz el pasado 16 de julio.
La lógica es simple y nuevamente tiene tintes políticos, no sirve de nada el primer grito libertario, no sirven de nada los bombones, la Glorieta, los dinosaurios, el Poder Judicial o la Casa de la Libertad, ni siquiera los famosos chorizos llamaron la atención del Presidente, pesa mucho más la cantidad de votos que se centran en la sede de gobierno, La Paz es masista y eso es importante para Evo, La Paz representa mayor cantidad de votos, La Paz es el centro del poder político y en su posesión y tranquilidad está también el poder de Evo.
El Centralismo burocrático y político ha tenido su máxima expresión en el crecimiento paceño, sus calles no solamente concentran la mayor cantidad de marchas, bloqueos y protestas, sino que también son el caldo de cultivo de la administración pública, en muchos casos ineficientes, corruptos y (sobretodo) politizados personeros gubernamentales.
Los cafés del centro de La Paz se llenan de funcionarios que, en su momento con camisa y corbata, y más recientemente con camisa y sin corbata, mueven la economía paceña satisfaciendo necesidades de ingentes burócratas y hundiendo criterios de eficiencia, efectividad y calidad laboral.
Este resultado, más allá de la presunta Guerra Federal (porque de Federales no tenemos nada), pesa fuerte en el contexto político ya que representa fuente de ingreso para miles de ciudadanos y ciudadanas que día a día se ganan el sustento recibiendo salarios públicos, que a su turno hizo que varias empresas que desean ser proveedores de diversos servicios y bienes se instalen también en La Paz. Este poder es lo que reconoce cualquier gobierno, pueden estar matándose en Pando pero si en La Paz la cosa está bien, como decimos en buen boliviano “no pasa nada”, bajo esta lógica si la sede de gobierno tiene abiertos y marchando sus supermercados, sus mercados populares, sus sandwichitos al paso y sus fricases, la cosa no es tan álgida.
Por esto es que el hijo favorito del Gobierno es La Paz, porque con Sucre se peleó, porque Sucre le faltó al respeto y como no puede “desheredarlo” al menos puede prestar mayor atención a los otros.
Este favoritismo fue incluso objeto de críticas porque se relegó a un lado al Alcalde Paceño, Juan Del Granado, quien – como no tenía mucho que decir sobre el golpe en Honduras – no fue objeto de atención, en resumen este festejo trajo consigo nuevamente al mal endémico del país, la excesiva politización de todo.
Se habló más de Honduras, de su presidente depuesto y del apoyo del ALBA que de la historia nacional, y para remate sobre esto último se pretendió desconocer a Murillo y a todo criollo metido en el levantamiento paceño, en los desfiles habían “vivas” y “mueras” para Murillo, cosa nunca antes vista.
Pero no solo funge de mal padre el Presidente Morales, ya que también ha demostrado ser un padre autoritario, un padre al que no puedes decirle ni explicarle cosas y que solamente impone su criterio. Bajo esta lógica: ¿en qué quedamos los hijos restantes?, ¿cuánto valemos para un padre así?, ¿podremos crecer con este tipo de actitudes e imposiciones?
Queda sin embargo la esperanza que como todo padre, el mandatario quiera en el fondo a todos sus hijos, y reflexionando sobre su accionar pueda asumir posturas conciliadoras, de buen componedor y amigo de todos y cada uno de los hijos de esta patria, no en vano dicen que “un buen padre vale más que cien maestros”.

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