¿Delitos mediáticos?

La última “originalidad” del Gobierno Venezolano fue el anuncio de que se planteará una “Ley especial sobre delitos mediáticos” por medio de la cual se podrá encarcelar hasta por cuatro años a propietarios, directores, periodistas e incluso artistas que atenten contra “la paz social, la seguridad y la independencia de la nación, la seguridad de las instituciones del Estado, la salud y la moral pública de los venezolanos”, así también condena la “omisión” de información que incida en la imposibilidad de transmitir información “veraz” y que “causen pánico en la población”.
La lógica y la psicología nos dictan que una norma de este tipo bien puede derivar en censura directa o autocensura, cosa que hoy en día ya se ve en nuestro país a través de amenazas e incluso acciones de hecho contra periodistas, columnistas y críticos de las políticas del Gobierno. Todos somos preocupados de nuestros destinos y bajo esta óptica resulta muy difícil arriesgarse a decir algo que luego puede traer consecuencias negativas, en este sentido la autocensura es un problema real y actual en Bolivia.
Retomando el tema venezolano, nuevamente el Presidente Chávez nos muestra su lado más radical al pretender callar las voces que sean contrarias a sus políticas, veremos a futuro también reformas dentro el campo del ejercicio profesional del periodismo, las telecomunicaciones e incluso la regulación de la televisión por cable, todos ellas – podemos apostarlo – apuntando a silenciar y atentar contra la libre expresión y la libertad de prensa bajo el rótulo de “pueblo” e “igualdad social” (membrete muy usado actualmente por los gobiernos neopopulistas latinoamericanos, máxime en el caso de la corriente de naciones chapistas).
Estas normas tendrán mucho de regulación, bajo la lógica de que el mandatario venezolano considera que existe un “latifundio” en la propiedad de los medios de comunicación en Venezuela, cosa que resulta lógica y que si vemos en la mayoría de los países es así y debería de mantenerse, a eso mi estimado lector se le llama iniciativa privada y no tiene nada de malo, más por el contrario es altamente positivo ya que es creadora de fuentes de trabajo, inversión en tecnología, variedad y entretenimiento, pero no solo eso ya que en el fondo de todo promueve la pluralidad crítica e incluso democratización de la opinión pública, evitando en todos los casos la imposición de una visión y permitiendo a la sociedad valorar en última instancia dichas visiones.
Paralelo a este debate, la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) ha solicitado a los gobiernos de Venezuela, Bolivia y El Salvador, las situaciones de violencia e intimidación que se han registrado contra periodistas, resulta triste recordar que no hace mucho Bolivia era considerada una nación de primer mundo en este tema, con altos índices de respeto hacia la libre expresión y de prensa, con una imagen envidiada por todos los países Latinoamericanos.
Pero lamentablemente estas ya no son noticias, la cosa cada vez se hace más álgida y nos alejamos en mayor medida de ser un país siquiera en vías de desarrollo y peor aún de siquiera llegar a ser un país unido. Trabajar en un medio de comunicación ya se ha tornado peligroso, expresarse libremente se ha convertido en algo arriesgado y emitir de manera libre un comentario crítico puede ser motivo de persecución, amenaza e incluso – en varios casos – coacción. Lejos quedaron los días de apertura, inclusión, diálogo, mejoras, enmiendas y apoyo entre autoridades, pueblo y medios de comunicación.
Es conveniente mirar mucho a Venezuela ya que muchas recetas vienen de ahí, muchas asesorías tienen excesiva carga doctrinaria “bolivariana”, la comunicación entre Caracas y La Paz es fluida y no solo hablamos de diplomacia y comercio, por esto debemos estar atentos ya que es una suerte de bola de cristal que bien puede presagiar nuestro futuro.

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