El desarrollo, el crecimiento económico, usted y yo


Comúnmente cuando se habla de crecimiento económico se piensa en
Estados Unidos, en Europa, en Canadá, Japón, Suiza y varios otros países
considerados grandes, por el contrario hablar de Sud América era
sinónimo de devaluaciones venidas a menos, déficit fiscal y continuos
gritos que pedían ayuda a organismos internacionales para solucionar
crisis demasiado politizadas como para ser salvadas. Esta imagen va
cambiando y fruto de aquello y de muchas realidades, es que el Fondo
Monetario Internacional ha pronosticado que nuestra región crecerá a
un ritmo de 4,8%, distante del promedio europeo que alcanza a un
estimado de 1%, así también los espectros latinoamericanos de otrora
ahora son problema presente en el Viejo Continente.
Acorde a la CEPAL este progreso tiene tres ejes articuladores
claramente identificados: el consumo privado, el aumento de la
inversión y el repunte de las exportaciones. Pero ¿en qué medida estos
ejes son parte de la realidad boliviana?, ¿de qué nos sirven estos
números, que usualmente solo entienden los economistas, en una región
con 80 millones de niños pobres? (datos de Unicef).
En toda la región la población total alcanza a aproximadamente 560
millones de personas, el comercio con China y la India se ha
incrementado, se han diversificado mercados y ya no solamente
producimos materia prima sino que le incluimos valor agregado. Pero
como ciudadano, como empleado, como vecino o ama de casa ¿realmente
siento que la China o la India me hacen bien? La respuesta es harto
difícil, porque en tanto el discurso numérico suena optimista, el día
a día de millones de ciudadanos no se ve afectado de manera favorable.
La gran mayoría de los ciudadanos de clase media ven como sus ingresos
se reducen a un simple “no falta pero tampoco sobra”, a una
incapacidad de ahorro galopante y a una dinámica muy politizada, más
allá del discurso del “cambio” que nos deja a los habitantes de esta
región un sabor amargo a miseria muy difícil de superar.
Pareciese que la “lógica de la inversa”, por medio de la cual los
europeos están dejando de lado sus gustos y buena vida para pisar
tierra en un mundo que también tiene guardada una crisis para ellos,
nos encuentra macroeconómicamente bien pero aun demasiado inestables
como para creer que esos números tan publicitados por el Fondo Monetario
Internacional lleguen realmente a significar algo para el común
denominador de la población.
Para muchos analistas Bolivia es una isla, favorecida en tiempos de
globalización y crisis con la inexistencia de riesgos mayores debido
precisamente a esa soledad en la que ha vivido, para muchos otros un
lugar demasiado critico como para ser un buen socio o siquiera un buen
sitio donde invertir, el que tenga la razón bien podrá definirse como
ganador de una pregunta que nos hacemos los bolivianos a diario:
¿Cuándo Bolivia será un país desarrollado?

Comentarios