La ideología, el poder y los bolivianos


Con los ojos cerrados y con el corazón abierto, bien puede todo ciudadano, identificar que más allá de toda disputa ideológica se encuentra el bienestar, en mayor o menor medida, definido por sus propias condiciones de vida dentro de una determinada sociedad. Los ideólogos de distintas corrientes del pensamiento, tanto en lo que a economía refiere o incluso en lo más filosófico del abismo humano, han sostenido en sus planteamientos las mejores ideas (llámense sistemas, económicos, políticos, sociales, etc.) para que la sociedad alcance un determinado bienestar. Pero la ideología por sí misma no ha podido justificar una serie de contradicciones que han hecho de cada uno de nosotros, en numerosas ocasiones, solamente un número o únicamente un engranaje más en un esquema mayor, tal el caso del sistema comunista que – solo por mencionar un ejemplo – en Corea del Norte no puede abastecer un sistema de salud básico, llegando al extremo de realizar amputaciones sin anestesia u operar a la luz de las velas si la intervención es nocturna, así también la fama de Cuba en el área de la medicina, ya declinada por la falta de soporte soviético, no se refleja en la libertad de expresión o la simple crítica al régimen castrista. Lo propio sucede en la otra vereda con el sistema liberal bajo la óptica de que bien podemos observar un ciudadano muy rico y otro muy pobre, con el amén del estado que pareciese ignorar la inequitativa distribución de la riqueza o el nivel básico de vida requerido para poder aspirar a lo que es conocido como “dignidad”. En pocas palabras, para alcanzar el bienestar, la ideología puede ser importante pero no es suficiente.
Por otra lado está el poder, como figura aspirada por muchos y de la cual se abusa en desmedida sea por parte de oficialistas u opositores, esta figura estuvo presente en diversos instantes de la historia humana y bien la pueden haber tenido y degustado personajes tan dispares como Adolfo Hitler o el actual mandatario norteamericano, Obama, cada uno, por supuesto, con distintos fines y lógicas totalmente contrapuestas, sin embargo con la posibilidad de aplicar el poder en sus estados. Cosa similar sucede hoy con el poder que detenta el masismo y que en otras épocas recayó en los llamados partidos tradicionales y mucho antes incluso fue objeto de muerte con las dictaduras, en todo caso siempre como “poder”, cosa que pareciese tampoco es la repuesta por sí misma.
Finalmente, los habitantes de un territorio, llámese población, en el caso nuestro bolivianos y bolivianas, somos el elemento humano sobre el cual se aplica y ejerce este poder, y al cual se pretende convencer de la aplicación de una determinada ideología, pero ¿qué sucede si a pesar de la ideología (expresada, por dar un ejemplo, en el modelo socialista, tal cual propugna el actual gobierno) y a pesar del poder (que se tiene, expresado en la lógica de la aplanadora masista en la asamblea legislativa, el esquema ya establecido en la estructura de las fiscalías o simplemente el manejo de las fuerzas del orden público – interno y externo -) no se consigue el bienestar?, ¿qué pasa entonces? La respuesta, con absoluta seguridad, no la tendrá ni el propio Azkargorta, ni el pulpo Paul, ni tampoco el mejor plan del gobierno, ni la mejor ideología, ni el más arduo ejercicio del poder, ya que la base esencial de este conflicto no radica en eso, radica en la mejora de una población que ha aprendido a vivir de manera indisciplinada, acostumbrada a estirar la mano y recibir algo, a exigir por el medio más violento posible (llámense bloqueos o quema de oficinas públicas o privadas), y finalmente con la idea equivocada de que a costa de ser un “movimiento social” bien pueden dejar de lado la ignorancia y recibir, ellos mismos, un grado de poder ni siquiera sustentado en ideología alguna. En pocas palabras si la ideología no es suficiente, si el poder tampoco funciona, quizás habría que pensar en trabajar de mejor manera en darle al elemento humano mayor atención, quizás es necesario que cambiemos primero nosotros antes que únicamente pedir cambios de otras instancias.

Comentarios

  1. en parte es buena tu opinion pero a mi parecer lo que le falta es poner mano dura yo creo hace falta nuevos lideres que puedan llevar la bandera de este pais. pero con el gobierno actual no vamos a llegar a nigun lado pero todo depende de nosotros si queremos llevar por un buen rumbo a este pais que es bolivia.

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