Bolivia, nosotros, los valores y la realidad

Vivimos una nueva Semana Santa recordando la muerte y resurrección de Jesús en pos de poder valorizar dicho sacrificio en lo que - a decir de muchos - es un momento de reflexión, pero más allá de la visión religiosa es un buen momento para poder tocar temas que hacen a todos pero que a nadie parece interesarle. Dentro la convivencia y existencia humana, llámese conglomerado social, existen ciertas normas que delimitan el accionar de sus integrantes, están aquellas que son de carácter coercitivo y por ende nos obligan a determinadas cosas, y están otras que no son de cumplimiento forzado y quedan al libre albedrío de cada uno de los integrantes de esta sociedad, llámense principios morales o reglas de urbanidad. Esto sucede en todas las sociedades y el factor diferenciador y fundamental para una mejor convivencia es el ciudadano común, es decir: nosotros. Muchas veces hemos levantado nuestras voces contra el gobierno de turno o contra las autoridades, las más de estas con sobradas razones, sin embargo pocas veces nos fijamos en lo que nosotros podemos hacer como ciudadanos responsables para hacer de este país un lugar mejor. La sociedad determina, con el paso del tiempo, factores educativos y un sinfín de aspectos, los valores imperantes en la sociedad, a la vez cada uno de nosotros con su aplicación establecemos el grado de acatamiento de estos valores y su real aplicación en la sociedad. Mil y un veces nos quejamos de los problemas que tiene Bolivia, de su gente y de aquello que nos afecta, si analizamos, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que existen muchos aspectos que podríamos cambiar en el país con un real compromiso de transformación, si enumeramos algunos de estos podríamos referir: en Bolivia no existe gentileza en el conductor, bien puede uno estar minutos enteros a la espera de que la interminable fila de vehículos pase antes de que alguien pueda concederle el espacio para pasar, y si eso pasa muchas veces el beneficiado no tiene el cuidado de al menos agradecer; en nuestro país los controles que impliquen un cierto nivel de autoridad muchas veces la confunden con altos grados de prepotencia y los usuarios finales somos maltratados; uno de los problemas principales es la higiene, es tan común sentir todo tipo de olores en el tráfico diario, tan fácil ver como alguien arroja la basura donde mejor le place (fuera del coche, de la flota, en la calle, en el aula, etc.) y estamos tan acostumbrados que ya lo vemos como normal; en Bolivia la burocracia es tan alta en todo tipo de trámites y el nivel de informatización es aún tan bajo, que todo tipo de trámites bien puede derivar en una larga fila de burócratas e interminables sellos de aprobación o negación que maltratan al ciudadano común; incluso en lo personal llegar a ser un mejor esposo, amigo, trabajador, padre o madre. A esto le podemos sumar mucho de lo que usted ha vivido, problemas incluso con el vecino o el amigo, con el jefe o con el compañero de trabajo, en casi todos los casos el rol del ciudadano como persona, como factor de cambio para mejorar, es crucial. Todos estos factores son aspectos que usted o yo podríamos solucionar para poder hacer de este país un lugar mejor. Valga esta fecha santa para realmente reflexionar y ver en qué medida podríamos mejorar como ciudadanos y por ende como personas.

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