¿Murió un gran dictador o murió un gran demócrata?

Más allá de los titulares masivos y cargados de información sobre la muerte de Hugo Chávez, más lejos aún de la viudez en la que aparenta haber quedado la Presidenta de la Cámara de Senadores, o la orfandad política que pareciese emerger para el Presidente Morales, o los múltiples actos de decenas de militantes del MAS con ataúdes alquilados y hojas de coca sobre aguayos multicolor, me viene a la mente la certeza de que indudablemente Chávez, para afectos o contrarios, fue un personaje destacado, un líder bueno o uno malo, eso ya la historia lo decidirá. No debemos olvidar que Hugo Chávez evidentemente fue un personaje controversial, destacando en su obra: el apoyo a múltiples proyectos sociales en favor de sectores poco favorecidos (el acceso en salud sin costo alguno o con tratamientos en Cuba, instalacion de centros de salud en los barrios más pobres a través del proyecto Programa Barrio Adentro, asimismo la entrega de alimentos a los más pobres), fue inclusivo a la hora de hacer política (llàmese populista o no, Chávez supo incluir a aquellos olvidados y obtuvo réditos difíciles de negar), fue enemigo del aparato productivo privado de Venezuela hecho que derivó en múltiples conflictos (escasez, expropiaciones a diestra y siniestra, industria de bajo rendimiento), fue asimismo duro a la hora de enfrentarse a aquellos que discrepaban con sus opiniones o políticas (cierre de medios de comunicación, censura, falta de libertad de prensa), no pudo frenar flagelos comunes a toda sociedad latinoamericana, bolivariana o no (inseguridad, falta de recursos en los hospitales públicos, corrupción, ineficacia pública), no destacó como un estadista (ya que manejó mucho de su gobierno de una manera espontánea decisiones improvisadas en su programa Aló Presidente, devaluaciones monetarias, inflación, incrementos a los salarios del sector público, gasto público insostenible, infraestructura deplorable, déficit público que – según Morgan Stanley – debe rondar hoy por hoy un 12%). Para muchos la discusión estará centrada en la efectividad de sus políticas sociales, asistencialistas y no derivadas de la creación de empleo, quizá en su niveles de agilidad a la hora de responder demandas de ciertos sectores sociales o sus altercados derivados de su casi nula diplomacia a la hora de hablar, en su legado social y poca estabilidad económica y estructural, pero más allá de ello su presencia en la historia de Venezuela está garantizada. Queda a los nuevos líderes, rescatar lo bueno que pudo tener Chávez y corregir lo que no pudo o no quiso hacer. Dictador o demócrata, que descanse en paz en su tumba. (Publicado en Los Tiempos el sábado 9 de marzo de 2013)

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