Oruro se impone al masismo

Pasada, o al menos calmada, la bronca despertada en Oruro por el pretendido cambio de nombre al aeropuerto de dicha ciudad, queda claro que el presidente del Estado Plurinacional se queda huérfano de su tierra natal, Oruro le da la espalda por un acto tan superfluo como el ego, la denominación del aeropuerto de dicha ciudad en homenaje al mandatario ha levantado la ira de las y los ciudadanos que han visto en semejante atropello un atentado a la identidad local y un irrespeto a la historia de la región. Los asambleístas orureños no han considerado que su acto de complacencia con el líder de su partido político derivaría en un reclamo generalizado que será facturado, seguramente, a momento de la elección siguiente. Oruro ha promovido un paro cívico que, en su momento, pareció poco importarle al gobierno masista, el Presidente afirmó que dejaba en manos de las autoridades regionales la solución, a su turno las gestiones de la Defensora del Pueblo en Oruro se vieron inertes en sus intenciones y parecían caer en saco roto junto a varias amenazas contra la integridad de la presidenta del Comité Cívico de Oruro. Tal fue la presión de las y los ciudadanos orureños, que el atentado histórico, tras prolongadas negociaciones, fue retirado y ello ha derivado en que la normalidad retorne a la capital del folklore boliviano, pero tal cual sucedió en otras ocasiones (enero negro en Cochabamba, la asamblea constituyente en Sucre, las elecciones recientes en Beni, el gasolinazo en todo el país y varios otros) este incidente pasará un alto costo político al gobierno del MAS, seguramente en las elecciones siguientes el pueblo aún recordará el Evocentrismo reinante y la incompetencia y falta de lectura social de las autoridades afines al MAS y ello significará, tanto para Evo como para el MAS, una derrota sonora que bien podría costarle su tan pretendida reelección. Todo apunta a ratificar que para el MAS de nada sirven los héroes que no comulguen con su forma de pensar, la descolonización es – a decir de las autoridades masistas – un proceso radical que provoca el cambio de nombre de plazas, calles y ahora aeropuertos, es en pocas palabras reescribir la historia sin todo lo que, a juicio oficialista, sea ajeno a su visión. Olvida el gobierno que la historia ya está escrita y no se puede borrar, que Oruro y Bolivia entera ya saben de sus héroes, y si el Presidente quiere un lugar en esta historia lo que debe hacer es trabajar con respeto, dedicación, capacidad y honestidad, el tiempo será el que juzgue si a futuro merece que su nombre rotule a uno o varios aeropuertos. (Publicado en Los Tiempos el sábado 23 de marzo de 2013)

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