Economía: ¿meterle no más?

El doble aguinaldo decretado por el gobierno, si bien a nivel microeconómico es una buena noticia para miles de ciudadanos dependientes que recibirán doblados sus ingresos, es a nivel macroeconómico una muestra más de la irresponsabilidad con la que puede llegar a manejarse la economía. La medida, que tiene sus pros y contras, es una medida a todas luces electoralista, es un acto que es beneficioso para muchos, es el regalo gratis que nadie rechaza, y por supuesto está invitado (aunque no pague enteramente él) por el presidente Morales. La temida inflación que fue denunciada desde su inicio por economistas y por integrantes de la oposición es ya una realidad, la lógica es simple: el empresario que no tenía previsto – y no quiere - pagar doble aguinaldo lo que hace es sacar el dinero que requiere del consumidor final, ya sea un servicio de salud en el que se incrementan los servicios, sea la tienda que ahora vende a “un pesito más”, o sea el supermercado que ya aumentó el margen de utilidad hasta antes previsto. No sucede lo que manifestó el Ministro de Economía y Finanzas Públicas, aquello de que el empresario deje alguna utilidad para satisfacer el doble aguinaldo, pues el empresario no perderá sus utilidades, el empresario incrementará sus ganancias para que el usuario final sea el que pague. A todo esto debe sumarse que hay empresarios y empresarios, ya mientras para una gran empresa, cubrir el doble aguinaldo puede significar que uno de sus directores no viaje de vacaciones a Cancún, para otros (los pequeños y medianos) resultará fatal un incremento de esta naturaleza. El Ministro, en una entrevista indicaba que si a un empresario pequeño no le alcanzaba para cubrir el doble aguinaldo, estaba manejando mal las cosas, tamaña aberración no debiera venir de un gobierno que no tiene la moral de atacar en este frente ya que no fomenta la iniciativa privada, burocratiza tramites y pareciera no tener idea de cuán difícil es sostener una empresa, un emprendimiento en un país robustecido únicamente por lo estatal. A su turno grupos cocaleros han pedido también recibir su aguinaldo, por equidad y justicia, según ellos, criticando el premio productivo para la policía o los grupos militares, ambos cuestionamientos sin respuestas sólidas. Otros sectores como los jubilados, quienes en su momento también aportaron al país y no recibieron tamaño premio, han levantado sus voces y reclaman ahora su doble aguinaldo, su pedido por donde se mire, justo y hasta necesario, ¿de dónde saldrá el dinero? Esa pregunta ya es complicada. Las negociaciones para pedir más plazo para el pago ya desvirtúan también la esencia de un premio que se denomine “aguinaldo”, si bien cierto que muchos empresarios sí debieran recibir tal consideración, no todas las empresas están en la misma situación. Y es que en economía, como en todo, no es cuestión de “meterle no más”, los efectos pueden ser complejos y hasta devastadores. Lo sucedido, nos muestra una vez más la inmadurez y poca estabilidad en la que vivimos, la planificación técnica supeditada a la política criolla y a los intereses de grupo y la incoherencia en mucho de lo que manejamos.

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