Lo que Cochabamba fue

Aún se respira, en aquellos que así lo quieran recordar, la nostalgia que emana cuando uno recuerda la época en que Cochabamba era líder en desarrollo humano en el país, cuando las inauguraciones de pasos a desnivel, iluminación en el Cristo de la Concordia, el teleférico o una masiva cantidad de parques y áreas verdes cuidadas y bien mantenidas, engalanaban los aniversarios y mejoraban nuestra ciudad. Hoy, años después de iniciado el difundido proceso de cambio vemos que de aquello solo queda el recuerdo, hoy en día nos alegra que La Paz o Santa Cruz inauguren - cada uno a su turno - obras de mejora y calidad en sus ciudades, mientras que en varias otras urbes del país las obras son mínimas, sin impacto, regulares o mal ejecutadas y en muchos casos hasta polémicas. Me referiré, por lógica y cercanía, al caso de Cochabamba, otrora ciudad pujante y hoy en franco declive, enlodado en un horizonte que no pareciera serle aún favorable. Si partimos por el ámbito de la inversión privada, se ha vislumbrado ya desde tiempo atrás que las empresas particulares han optado por instalar sus oficinas y capitales en el oriente del país, en la creciente Santa Cruz, habiendo dejado en nuestra ciudad pequeñas representaciones en muchos casos sin capacidad de decisión y mucho menos con presupuestos significativos. Se deduce por lógica que ya no somos un mercado interesante, que la inversión privada en su mayoría se destina a La Paz o Santa Cruz y que Cochabamba se viene convirtiendo, por decirlo amablemente, en una ciudad sin relevancia. En el plano de la inversión pública, si bien tras un inicio muy enfocado en nuestra ciudad, el actual gobierno hoy busca coquetear con el oriente del país, lugar con alta votación y que estuvo por buen tiempo ajeno a los intereses del gobierno por ser una región típicamente opositora, hoy se busca reconciliar tal apoyo con más y mejores inversiones, muestra de ello es que ahora se desarrolla el G77 en dicha ciudad y un cúmulo de bellas obras son muestra del cariño repentino del gobierno actual por la región cruceña. Así también se anuncian importantes inversiones en La Paz, que ya con teleférico incluido, mira las proyecciones de las anunciadas nuevas estructuras públicas que enriquecerán aún más la urbe del Illimani. A Cochabamba, la ven para organizar reuniones de afines al partido de gobierno en plazas y lugares públicos pero nada más. Si así está Cochabamba, imagine usted lector ¿cómo estarán las otras urbes del país? Y si bien el progreso es responsabilidad de todos, lo es más de aquellas autoridades electas en las regiones menos desarrolladas a quienes se deben trasladar las responsabilidades por la falta de crecimiento que vivimos, por los presupuestos no ejecutados y la mala gestiónpública. Y mientras seguimos conduciendo por las calles repletas de baches, navegando en un sinfín de problemas de toda índole que van desde la inseguridad hasta la economía, con muy pocas inversiones, con un futuro incierto y con las mismas autoridades y ausencia de líderes transparentes que destaquen, podemos aún soñar con una Bolivia posible, con una patria digna y mejores días para nuestros hijos.

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