Evo, las Naciones Unidas y el Lobo

El año 1945 surge en el mundo la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reemplazando a la desgastada Sociedad de Naciones (nacida en 1919) que vio en la Segunda Guerra Mundial su máximo fracaso.
En ese entonces 51 países (entre los cuales estaba Bolivia) determinaron constituir el mayor organismo internacional del mundo. Las Naciones Unidas son definidas como una asociación de gobiernos global que facilita la cooperación en asuntos como la legislación internacional, la seguridad internacional, el desarrollo económico y la equidad social.
De esos 51 países fundadores a la fecha las Naciones Unidas cobija en su organización a 192 países, lo que equivale a decir casi todos excepto Ciudad de Vaticano (declinó ingresar), Palestina (por ser un Estado "de facto"), Taiwán (por no ser reconocido por varios países), Islas Cook (cuya política exterior depende de Nueva Zelanda), Niue (asociado también a Nueva Zelanda) y el Sáhara Occidental (en similar situación que Taiwán).
La estructura de la ONU contiene a los siguientes órganos:
- La Asamblea General.
- El Consejo de Seguridad.
- El Consejo Económico y Social.
- El Consejo de Administración Fiduciaria.
- La Corte Internacional de Justicia.
- La Secretaría.
Analicemos más de cerca al Consejo de Seguridad: éste se encuentra compuesto por 15 miembros, cinco de ellos tienen el carácter de “permanentes” y diez son considerados “no permanentes” (con un periodo de dos años y elegidos por la Asamblea General constituida a su vez por todos los países miembros).
¿Quiénes son los cinco privilegiados que de forma permanente son parte de este Consejo?, la respuesta es simple: China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido. Estos países tienen derecho a lo que se conoce como “veto” que puede paralizar las decisiones del Consejo de Seguridad; para la toma de decisiones se requieren nueve votos.
Independientemente de lo poco democrático que representa la existencia de miembros permanentes en una entidad que por su naturaleza debería de ser 100% democrática y con igualdad de participación para todos sus miembros, la importancia del Consejo de Seguridad es indudable en la solución de conflictos internacionales y del manejo de políticas socio económicas en el mundo entero.
Radica precisamente ahí el interés de varios Estados por ser parte del Consejo de Seguridad, entre los países que actualmente pretenden ingresar (en calidad de miembros no permanentes por supuesto) se encuentra la hermana república de Venezuela, que ya tiempo atrás inició campaña para ganar el apoyo de diversas naciones.
Su campaña tuvo, al parecer, buenos resultados pero no los suficientes en vista de lo cual la elección se empantanó habiéndose llegado a más de 35 votaciones sin obtener resultado alguno.
La oposición planteada por los Estados Unidos, que es uno de los miembros permanentes y que además aporta grandes capitales a la ONU ha bloqueado los deseos del Presidente Hugo Chávez, quien sugirió – conforme lo informó el Presidente de la República, Evo Morales – que Bolivia fuese un candidato de consenso que bien podría haber solucionado esta disputa internacional.
Ante esto e incluso contando con el apoyo previamente manifestado de forma informal de países como Perú, Argentina y Cuba, Bolivia copó espacios en la prensa nacional e internacional, sin embargo aparentemente el Presidente Chávez cambió de parecer y su apoyo ahora apunta a otro país centroamericano, a quien le tocará jugar el rol de caperucita roja ante el lobezno mandatario venezolano.
La política internacional demostrada por Caracas de lejos se acerca a ser seria o consistente, ya que el Canciller Venezolano, Maduro (apellido no reflejo de su personalidad), se ocupa en sus intervenciones más de defender a capa y espada a Hugo Chávez que a realmente plantear soluciones diplomáticas para la región (véase su última entrevista con CNN en Español).
Venezuela es el país que más roces diplomáticos tiene en Latinoamérica, su postulación al Consejo de Seguridad dejaba mucho que desear desde el principio, así lo habían manifestado líderes y parlamentarios de regiones como Chile, México, Ecuador, Estados Unidos y Europa.
La opción boliviana si bien sería un orgullo nacional, deja de serlo si es que es sustentada por Hugo Chávez, quien es considerado hoy en día un símbolo de conflicto, inseguridad jurídica y armamentismo en la región.
El Canciller Choquehuanca, podría bien interpretar estos mensajes internacionales, pero claro para adquirir esos conocimientos se deben leer muchos libros...
No es bueno para Bolivia jugar a la caperucita roja, más aún si el lobo tiene dientes tan filos.

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