El Mundo, América Latina, Bolivia y el desarrollo


Por definición se cataloga a la pobreza en dos formas: la pobreza absoluta (en la que los estándares mínimos – nutrición, salud y vivienda – no pueden ser alcanzados) y pobreza relativa (cuando no pueden satisfacer las necesidades básicas).
Dentro los índices e indicadores de pobreza en el mundo tenemos realmente situaciones alarmantes, así pues existen más de 1.200 millones de seres humanos sin acceso al agua potable, 1.000 millones sin vivienda estable, 840 millones mal nutridas, 200 millones son niños menores de cinco años, 2.000 millones padecen de anemia por falta de hierro, 880 millones no cuentan con acceso a servicios básicos de salud, 2.000 millones de personas no pueden acceder a medicamentos esenciales.
América Latina, con sus 20 países tiene en Bolivia a la nación con el mayor grado de desigualdad (2006), la región sufre aspectos tales como la existencia de 100 mil niños que viven huérfanos en las calles, más de 17 millones de niños menores de 14 años que deben de trabajar, de éstos unos 8 millones (similar a toda la población de Bolivia) realizan dichas tareas por deudas, trabajos forzosos, prostitución, pornografía y otras actividades reñidas con la moral (2003).
Bolivia sostenía el 2003 un índice de 63,9% de población que vivía por debajo de la línea de pobreza, ésta es fácilmente comprobable cuando se sale de las ciudades y se ingresa al área rural y la carencia de servicios básicos es evidente. Explica esto también porque bajamos en ubicación en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas en lugar de subir.
¿Qué hacer entonces?. La figura, si bien compleja, también puede entenderse a través de un simple ejemplo: tal cual la economía doméstica el manejo de recursos en un país debe de buscar el bienestar de sus habitantes (la familia), para lo cual requiere satisfacer sus necesidades y garantizar su equilibrio. En este ejemplo existe una figura paterna o materna que representará al Estado y que tendrá la capacidad coercitiva en torno al resto de la familia, si únicamente es el Estado el que toma las decisiones y por quien deben de pasar las inversiones eliminando toda posibilidad de participación de terceros el resultado será poco menos que una tiranía y a nivel económico mayor grado de atraso (figura similar al Socialismo). El otro extremo será que se permita de forma libre el aporte de todos pero sin defender un mínimo de garantías para el bienestar de la familia, lo cual provocará explotación por parte de unos hacia los otros y excesos de quienes detenten la posibilidad de producir (figura similar al neoliberalismo).
La única solución posible pasará por permitir de forma estable la inversión de terceros en el bienestar de la familia pero cuidándola de los abusos y enfocándose en el desarrollo, como buen padre o madre de familia el Estado no podrá limitar la compra de insumos básicos para su familia sin interesarle de dónde provengan éstos, más al contrario buscará el bienestar de su prole en tanto y en cuanto a su propio desarrollo. En suma la figura estatal deberá garantizar estabilidad tanto a públicos como a privados, respetando su propiedad privada y cuidando de que cada uno pueda aportar al desarrollo de esta gran familia llamada Bolivia.
De forma definitiva para revertir los grados de infradesarrollo que muestra la región y el país debemos de trabajar unidos, nuestra moneda bien dice en una de sus caras “La unión es la fuerza”, ¡cuán necesario se hace hoy en día cumplir esta máxima!.

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