Referendums Revolcatorios


Bolivia se debate en numerosos procesos democráticos que a simple vista debieran de apuntar a profundizar procesos democráticos en los que el pueblo (en nuestro caso mayormente carente de formación) pueda participar de forma más directa en la elección de sus autoridades.
La democracia es una forma de gobierno fundada en la elección de aquellos que serán representantes del pueblo, al cual se deben y en cuya lógica deberán de administrar los recursos públicos. Todo proceso de gestión debería de caracterizarse por la estabilidad, misma que también reflejaría un sistema democrático sólido y maduro.
Nuestra patria lejos se encuentra de una visión estable en cuanto a política, con un Gobierno enfocado en acciones de corte electoral antes que estadista y una oposición que no se entiende en sus intenciones, al medio quedamos nosotros, los ciudadanos que contemplamos con mayor o menor preocupación lo que sucede en el país.
El Presidente dijo en una alocución pública que “revolcará” a los Prefectos de la Media Luna el 10 de agosto, pero ¿qué habrá obtenido con esto?, ¿qué sucederá en aquellos lugares donde no “revuelque” a nadie?, ¿qué habremos ganado como país con un referéndum revocatorio de mandato?, ¿qué ganamos si Evo Morales es revocado?, ¿quién podría venir después?, ¿quién se anima a decir que tiene respaldo y capacidad nacional en reemplazo del líder cocalero?, ¿qué sucederá si Evo se mantiene y más al contrario pierde notoriamente apoyo en la ciudadanía?, ¿serán válidos los resultados ante tanta prueba que apunta a un fraude masivo?.
En suma, no habremos ganado nada con la realización de un referéndum que solamente suma inestabilidad a nuestro ya frágil sistema democrático. Piense mi querido lector, luego de agosto el Presidente seguirá (incluso en mayor medida) sin poder visitar ciertos lugares del país, el campo seguirá enfrentado con la ciudad, la imagen de Bolivia en el mundo empeorará y – por supuesto – la crisis no habrá cambiado mucho.
Para muchos la solución de este empate nacional pasa por la violencia entre ambos bandos y que se defina un ganador, muchas veces autoridades gubernamentales han expresado de una u otra forma su apoyo a esta tesis, sin embargo pecaríamos de ignorantes si creemos que una solución civilizada debe pasar por el enfrentamiento y la confrontación, sostengo aún que la única salida viable para este proceso es el diálogo. En esta lógica Evo Morales tiene la posibilidad histórica de quedar plasmado en las páginas de la vida nacional como el líder que pudo unir a los discordes y no como el que dividió al país.
La salida de este proceso autodestructivo pasa por una convocatoria al diálogo nacional en el que se pueda aplicar una reingeniería que pase por una modificación a la actual Constitución Política del Estado (ya no más Asambleas que terminarían en resultados similares) en términos consensuados y coherentes con la visión económica mundial, el respeto a los recursos y soberanía nacional, la irrestricta libertad de prensa, la solidez de la propiedad privada, la búsqueda de la calidad académica y la inclusión de todas las y los bolivianos bajo un solo nombre: Bolivia.
Esta es su oportunidad Presidente Morales, puede aprovecharla o dejar que Bolivia siga camino al abismo.

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