El transporte público es uno de los principales indicadores de desarrollo de las ciudades, siendo un factor de incidencia en temas tan relevantes como la seguridad, el medio ambiente y por ende la calidad de vida de sus habitantes. Siendo así, es un elemento fundamental a considerar, y es algo que en este artículo, haremos de un modo comparativo, sencillo y directo.
Tomaremos como referente una de las más hermosas ciudades del primer mundo: Madrid. La siempre brillante capital española posee un sistema de transporte que brinda un servicio por demás eficaz compuesto por una red que integra el metro, la red ferroviaria y los autobuses. Todos ofrecen un servicio de calidad por el cual un ciudadano puede acceder a todo vía tarjetas magnéticas (tal cual el teleférico paceño) o pagando (recibiendo un billete, siendo incluso común en los buses que los conductores tengan la estructura de verdaderos cajeros - con un protector de vidrio incluido-). Además están los taxis, que van debidamente pintados e identificados con avisos luminosos en los que se muestra si van libres o están ocupados y con taxímetros. De modo paralelo ya se tiene un sistema de uso de bicicletas eléctricas para evitar la polución y las trancaderas (conocidas como atascos). Existe también avenidas que han previsto inversiones tan impresionantes como los trabajos en la M-30 (que vendría a ser como una circunvalación) en la que han puesto bajo el suelo un amplio ramal de ruta por la que los coches pueden ir de modo seguro, logrando que en la parte superior nazca un conjunto ecológico y turístico con el cual nosotros sólo podríamos soñar (Madrid Río).
El lector pensará que obviamente esa es una realidad muy diferente, lo acepto, pero no neguemos que si no hubiese tanta corrupción ni tantos intereses políticos, quizá podríamos soñar con una inversión tan necesaria en cualquier capital de Bolivia.
Porque es necesario ser críticos con que el transporte público boliviano, porque sencillamente es pésimo y los sindicatos han fracasado en el manejo de este sistema, y así también los políticos han caído en su juego al negociar votos y caer de rodillas ante sus presiones. Por ello es que incluso tenemos accidentes como el vivido recientemente en la sede de gobierno.
Mucho nos falta en materia de transporte público, y hasta ahora sólo La Paz ha avanzado en el tema. El resto, ¿cuándo podremos tener un transporte mínimamente seguro?
El transporte público es uno de los principales indicadores de desarrollo de las ciudades, siendo un factor de incidencia en temas tan relevantes como la seguridad, el medio ambiente y por ende la calidad de vida de sus habitantes. Siendo así, es un elemento fundamental a considerar, y es algo que en este artículo, haremos de un modo comparativo, sencillo y directo.
Tomaremos como referente una de las más hermosas ciudades del primer mundo: Madrid. La siempre brillante capital española posee un sistema de transporte que brinda un servicio por demás eficaz compuesto por una red que integra el metro, la red ferroviaria y los autobuses. Todos ofrecen un servicio de calidad por el cual un ciudadano puede acceder a todo vía tarjetas magnéticas (tal cual el teleférico paceño) o pagando (recibiendo un billete, siendo incluso común en los buses que los conductores tengan la estructura de verdaderos cajeros - con un protector de vidrio incluido-). Además están los taxis, que van debidamente pintados e identificados con avisos luminosos en los que se muestra si van libres o están ocupados y con taxímetros. De modo paralelo ya se tiene un sistema de uso de bicicletas eléctricas para evitar la polución y las trancaderas (conocidas como atascos). Existe también avenidas que han previsto inversiones tan impresionantes como los trabajos en la M-30 (que vendría a ser como una circunvalación) en la que han puesto bajo el suelo un amplio ramal de ruta por la que los coches pueden ir de modo seguro, logrando que en la parte superior nazca un conjunto ecológico y turístico con el cual nosotros sólo podríamos soñar (Madrid Río).
El lector pensará que obviamente esa es una realidad muy diferente, lo acepto, pero no neguemos que si no hubiese tanta corrupción ni tantos intereses políticos, quizá podríamos soñar con una inversión tan necesaria en cualquier capital de Bolivia.
Porque es necesario ser críticos con que el transporte público boliviano, porque sencillamente es pésimo y los sindicatos han fracasado en el manejo de este sistema, y así también los políticos han caído en su juego al negociar votos y caer de rodillas ante sus presiones. Por ello es que incluso tenemos accidentes como el vivido recientemente en la sede de gobierno.
Mucho nos falta en materia de transporte público, y hasta ahora sólo La Paz ha avanzado en el tema. El resto, ¿cuándo podremos tener un transporte mínimamente seguro?
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