Éxodo de miserias

Una masiva caravana de centroamericanos se dirige en este momento hacia la frontera con los Estados Unidos; la masa humana pretende ser acogida en el gigante del norte porque alega que se encuentra huyendo de la inseguridad, la pobreza y la falta de oportunidades. No es la primera vez que la gente centroamericana busca refugio en mejores lugares, ya sucedió en las décadas de 1970 y 1980, cuando habitantes de estos países huían de las masacres y las persecuciones, y si bien es cierto que Estados Unidos puede llegar a tener mucha responsabilidad histórica en elementos que hacen a la inestabilidad en países como Nicaragua, Guatemala o El Salvador, no deja de ser menos cierto que más responsabilidad aún tienen los gobiernos actuales que no logran generar los recursos suficientes para satisfacer las crecientes demandas de una población que, al verse acorralada, no ve otro camino mejor que escapar. Sin embargo esta visión no es exclusiva de los países centroamericanos, y si bien en otros lados no se dan manifestaciones tan mediáticas como la marcha hacia los Estados Unidos, evidente resulta que durante décadas ha existido un flujo migratorio hacia los países del primer mundo con la esperanza de encontrar en ellos un futuro mejor. Esta realidad la hemos vivido también en Bolivia, y fruto de ella se han generado muchos otros problemas que han lastimado la integridad de las familias bolivianas. Considerando esta dura verdad, es fácil entender por qué hoy muchos jóvenes desean irse fuera del país, ambicionando en sueños de ilusión la estabilidad que no logran encontrar aquí. Por ello resulta obligación del gobierno de cualquier país lograr que sus nacionales tengan satisfechas sus necesidades básicas y puedan acceder a un empleo digno, situación que únicamente se logra con un equilibrio entre lo que serían sólidas políticas sociales, economía estable y la promoción de las actividades privadas que son las que realmente generan trabajo y desarrollo. Finalmente, es menester que ésta caravana que hoy marcha hacia el norte, nos lleve a la necesaria reflexión sobre nuestras responsabilidades en hacer de éste un país mejor, en lograr que Bolivia sea siempre un lugar digno para nuestros hijos y un orgullo común para todos.

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