Montesquieu, el poder, Evo y tú

El año 1748 Montesquieu publicaba su libro más famoso: El espíritu de las leyes, obra que reaccionaba de modo claro contra la concentración de poder en una persona. Este filósofo y jurista francés, analiza las ideas de John Locke referidas a la división del poder, llegando a ratificar al respeto a la ley como elemento esencial de todo Estado. Su admiración por el modelo constitucionalista británico y su sistema de frenos, contrapesos y controles, es traducido en una propuesta racionalista que deriva en la existencia necesaria y real de tres órganos o poderes: el ejecutivo que maneja el gobierno, el judicial que está conformado por los tribunales de justicia y el legislativo que ejerce la confección normativa del Estado. De la independencia de estos es que nace la garantía del pleno estado de derecho y se evita la tiranía. La obra de Montesquieu es parte de un movimiento cultural e intelectual mayor que es conocido como la Ilustración, que surge en Inglaterra y que nace a mediados del siglo XVIII y dura hasta los primeros años del siglo XIX. Este influjo renovador, de decisiva influencia en Francia, Inglaterra y Alemania, y de efectos posteriores que se extienden por todo el mundo occidental, fue considerado como el Siglo de las Luces, porque redefine la fe en el progreso, disipa la ignorancia en la que la humanidad estaba envuelta y destaca la importancia del conocimiento y la razón. En suma, hace más de dos siglos y medio se van estableciendo principios fundamentales que definen elementos relevantes para la vida humana, incluida la organización democrática que evita el abuso de poder. Contrastemos ahora la teoría con la práctica. En el caso boliviano el manejo del poder, aquel que nubla la moral y engulle la ética, ha derivado en el dominio absoluto y sinvergüenza de todos los poderes del Estado. El sistema de pesos y contrapesos no existe en la práctica, si bien es posible reclamar, a la hora de las decisiones no se considera la ley como principio fundamental del Estado y más bien prima lo político. Muestra de esto es la reciente habilitación del presidente Morales por parte del órgano electoral, y más antes sucedió lo mismo cuando el Tribunal Constitucional avaló – bajo argumentos absurdos – una nueva postulación, y así pasó en una y otra ocasión en diferentes situaciones, porque en Bolivia los fundamentos de la democracia actual no se respetan, porque aquí la concentración del poder la tiene Evo Morales.

Comentarios