El vandalismo como forma de protesta

El 2019 pasará a la historia, entre otras cosas, por ser un año en el que la inestabilidad encontró en el vandalismo a un aliado dispuesto a servir a sus intereses. Sucedió así en Bogotá, fue tal cual lo sintieron en Santiago y así también lo vivimos en Bolivia.
La Real Academia Española define al vandalismo como aquel "espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna", ímpetu que puede ser adoptado por moros y por cristianos, por gente de izquierda o de derecha y por actores de uno u otro bando.
Sucede que en diversas partes del mundo, así como también aconteció aquí, se empleó al vandalismo como forma de protesta. Esta situación, que no resulta nueva, nos recuerda lo valioso del orden y la seguridad que brinda contar con un buen servicio policial, capaz de imponer el orden cuando se presente el caos.
Desde ya el vandalismo es reprochable, su accionar es contrario a todo principio civilizado y su empleo bajo cualquier circunstancia debe ser firmemente reprimido.
Sin embargo de que todos parecen coincidir con esto, muchas veces la opinión pública se deja llevar por la manipulación de la verdad, fruto de esto son las imágenes de las cargas policiales contra los manifestantes que se difunden bajo el rótulo de "uso excesivo de la fuerza", y que en numerosas ocasiones ignoran que aquel que ahora se ve como víctima, pudo ser inicialmente el agresor.
Pasó en Chile, con toda esa masa de gente que incendió su propio metro y que a título de protesta social lo único que logró fue instaurar un régimen de terror en la que era considerada una de las capitales más progresistas de la región. Pasó también en Colombia, con gruesos grupos humanos que sin pena ingresaron en propiedades privadas con el único afán de atemorizar.
Bolivia no fue la excepción, pues aquí se incendiaron viviendas y unidades policiales, se bloquearon calles y carreteras, se destruyeron bienes públicos y hasta se puso en riesgo una instalación energética que de dañarse hubiese provocado una calamidad mayor.
El vandalismo, venga del lado que venga, debe ser reprimido por las fuerzas del orden, porque en esa estabilidad es que está el progreso y el desarrollo.
Lo que debemos enseñar a las nuevas generaciones es que mientras tengamos orden y paz, habrá progreso, y que es función fundamental de todo gobierno, más allá de su ideología, sostener los principios básicos de la convivencia humana, de esa base mínima que nos permita trabajar, generar riqueza y vivir en paz.
(Imagen tomada de: https://www.eluniverso.com/noticias/2019/11/12/nota/7600115/caos-vandalismo-saqueos-atemorizan-varias-ciudades)

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