De los políticos y otras vainas


El político es definido como alguien que se dedica a la actividad política, sin embargo es probable que esta sea una de las ocupaciones más desacreditadas en el mundo entero, porque desde la China comunista hasta la Patagonia argentina existen una serie de pre conceptos que rodean a esta tarea.
Con honradas excepciones, es este rol que ejercen quienes se aprovechan del país, quienes roban a título de gestión pública y con ello se hacen ricos, los que se aprovechan de la cuota de poder que ejercen y reparten pegas a quienes, por ellos, han pegado panfletos a diestra y siniestra.
Veamos ahora lo que se supone que hacen y comparemos lo que realmente pasa. Aunque usted no lo crea, los servidores públicos, desde el presidente hasta el funcionario que recepciona un trámite, son personas que se deben a nosotros, existen por y para satisfacer las necesidades que emanan del colectivo social y se supone que no buscan el interés particular. Sin embargo, las más de las veces, por la investidura que llevan o porque históricamente hemos volcado toda lógica, les rendimos halagos y pleitesía, porque pueden ser un "buen contacto " o porque "siempre es bueno tener alguien allá arriba".
Esta especie, normalmente egocéntrica, se deja llevar con facilidad por el poder y es muy sensible a las palabras de su círculo más cercano, en el cual le gusta ser engrandecido y con el cual reparte los bienes y beneficios de su mandato. Alguna vez alguien me dijo: “pretender ser honesto en política es como querer entrar a un lago y pensar que uno saldrá seco", tristemente empiezo a creer que tenía razón.
De nada serviría toda esta información sino fuese que fruto de este tipo de personajes, hoy por hoy, en Bolivia, tenemos varios candidatos luchando por acceder al poder, todos creyendo que son la mejor opción, todos egocéntricos, todos equivocados.
Desde los múltiples candidatos de un lado hasta el “dedazo” de Evo Morales hemos visto cómo la angurria de poder devora sin piedad al sentido común y a la ética. Pareciera que ninguno sirve al país, pareciera que todos se sirven de él, se sirven de ti, de mi, de nosotros.
Por eso es que cuando se ven las distintas candidaturas y aparecen los "salvadores de la patria", el ciudadano común y corriente se decepciona, se entristece, habla de retomar las pititas y se siente traicionado.
Triste es la realidad que vivimos, penoso el camino que atravesamos y la única conclusión posible es que estamos podridos de los políticos y de sus vainas.

(Imagen tomada de: http://panoramaliberal.blogspot.com/2011/03/decalogo-del-mal-politico.html)

Comentarios

Publicar un comentario