Lógica para imbéciles



En el mundo de la política suceden muchas cosas ilógicas, aspectos que van de lo irrisorio a lo amargo y que muchas veces nos causan dolor. Alguna vez, en una tertulia, llegué a afirmar: “no hay cosa más desconectada de la realidad que la política”, y pareciera que ese triste pensamiento tiene sólidas bases para llegar a ser una certeza, porque los gobiernos, sean estos de izquierda o de derecha, pecan de los mismos vicios. Existe una suerte de lógica invertida que es aplicada por quienes normalmente detentan la administración de los Estados, un criterio de gestión que muchas veces sucumbe en sus buenas intenciones ante un enemigo que a todas luces pareciera infranqueable: el poder.
Tanto los grandes imperios del mundo como los pueblos más pequeños han sido presa de esta angurria de dominio, anhelo indebido que ha dejado en el camino las verdaderas necesidades de un pueblo que nunca termina de ponerse de acuerdo.
Lamentablemente esta especie de “lógica para imbéciles” es algo que muchos sectores de la población se tragan cotidianamente; y no pasa solamente en Bolivia, porque incluso en el primer mundo se lo ve: sucede, por ejemplo, en España, cuyo gobierno socialista ha pactado con los independentistas de Cataluña y ahora "premia" a estos delincuentes con mayores presupuestos; pasa también en los Estados Unidos de Trump con sus ataques contra la independencia judicial que han derivado incluso en la dimisión de cuatro fiscales; y acontece, por supuesto, en nuestra querida Bolivia.
En el caso nacional tenemos interesantes ejemplos para mencionar: pasa con las indemnizaciones a quienes en su momento actuaron como terroristas, acosaron a las ciudades, quemaron unidades policíacas y hasta quisieron destruir una planta energética, pero que ahora hay que indemnizar con los impuestos que ni ellos aportan; pasa con la postulación de Evo Morales a la primera senaturía por Cochabamba; pasa con Jeanine Añez y su postulación a la presidencia; pasa con los electores que no demandan de los candidatos programas de gobierno y se contentan con hablar de su fe o de su edad; pasa con los unos y con los otros, todos sumergidos en esta lógica tonta que no nos permite crecer.
En tanto sigamos viendo solamente lo superficial, nuestra ya maltratada democracia, no podrá avanzar.


(Imagen tomada de: https://www.google.com/search?q=small+brains&tbm=isch&ved=2ahUKEwjjiJaQ5NjnAhVSANQKHanIDVYQ2-cCegQIABAA&oq=small+brains&gs_l=img.3..0i19l5j0i5i30i19l2j0i8i30i19.144119.145854..146536...0.0..0.181.1750.0j12......0....1..gws-wiz-img.......35i39j0i67j0i131j0j0i10j0i30.8-EOVO0iNMo&ei=L6FKXqO1ONKA0AapkbewBQ&bih=667&biw=1360#imgrc=IkHa3ihmhaFUWM&imgdii=c6ZJ3H4vYI0l2M)

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