Crónica de un virus anunciado

El brote empezó en China, en Wuhan, una urbe enorme y altamente poblada que fue duramente afectada por la enfermedad y que, si bien parecía una ciudad como muchas, sonaba muy lejana e inaccesible. Nadie imaginaba que el virus podía franquear la Gran Muralla, pero lo hizo.
De la lejana China, el virus pasó en pocos días a una también alejada Italia y de ahí a una más cercana España. De febrero a marzo el virus no sólo invadió la península Ibérica, sino que se apoderó de casi toda Europa, lo que provocó que los sitios más emblemáticos del turismo mundial queden vacíos: La Gran Vía de Madrid, la Plaza de San Marcos en Venecia, la Torre Eiffel en París y muchos otros lugares hoy existen rodeados de soledad.
En diciembre de 2019 el virus afectaba a un puñado de personas, ahora es una pandemia mundial.
En algún momento el virus pasó a América. Uno de los últimos países del continente en ser infectado fue Bolivia.
El arribo del virus nos deja ante la triste evidencia de que de nada sirven las decenas de canchitas que los 14 años del autodenominado Proceso de Cambio ha dejado a su paso por el poder, y que el presupuesto que tenemos en salud es insuficiente.
Podríamos afirmar que era algo evidente, que desde hace mucho sabemos que la salud es un privilegio de quien puede pagarla, que los más afortunados viajan a otros países para conseguirla y que la mayoría bien puede morir por las falencias de un sistema que no recibe la atención que precisa.
Hoy temblamos ante la posibilidad de que los casos críticos se incrementen en el país, porque todos, desde la presidenta hasta el más humilde ciudadano, sabemos que la salud en Bolivia es una debilidad.
Pero ¿sabe qué es lo más triste? Que una vez esto pase, luego de que nos abracemos con la alegría de haber vencido la adversidad, los presupuestos en salud no se incrementarán, la política impondrá nuevamente su peso y el dinero se gastará en todo menos en lo que debería.
Estará en nosotros que podamos seguir demandando porque se dote al país de un sistema sanitario de calidad, con centros hospitalarios suficientes y con personal capacitado. Porque la salud no es un lujo, es un derecho, y así lo debemos exigir.

(Imagen tomada de archivos públicos de Internet)

Comentarios