El día después

Como todo en la vida, un día lo que hoy vivimos será sólo un recuerdo, y sea bueno o malo llegará a ser parte de nuestro pasado, sin embargo, tan pronto termine la pandemia y vuelvan los abrazos y los paseos, habrá un día después, un momento en el que todos, autoridades y ciudadanos, debemos enfrentarnos a las consecuencias de lo vivido, un tiempo en que evaluaremos las decisiones tomadas y veremos los efectos de lo sucedido. En ese momento, en ese día después, debemos tener la cabeza muy fría y tanto los unos como los otros debemos de tomar decisiones valientes y responsables.
Espero que ese día el gobierno nacional pueda enfrentar la inevitable crisis económica no con bonos ni con paliativos asistencialistas, pero sí con políticas sostenibles de incentivo a la empresa privada, de consumo y demanda equilibrados, de préstamos blandos que permitan la reactivación de todo el aparato productivo, de disminución burocrática, de flexibilidad laboral y de otorgación de garantías sostenibles para la creación de empleo. Deseo con toda el alma, que las autoridades sean más economistas que políticos y actúen más como estadistas que como candidatos.
El día después también espero que mis autoridades se organicen y trabajen en base a una pirámide de necesidades en cuya cúspide esté la salud, por ende demandaré que se realicen inversiones sólidas que doten de hospitales de tercer nivel a todos los municipios, centros de salud con ítems y equipamiento necesario.
Pero no todo el peso es para las autoridades, porque el día después espero también que cambiemos nosotros, porque es urgente hacer de este un mundo mejor. La lógica y el miedo nos dirán que sí estamos dispuestos a hacerlo, pero los sacrificios que se necesitan son varios y no son fáciles (podríamos partir por consumir menos carne, evitar beber, caminar más, usar bicicleta en lugar de manejar el coche, no usar envases plásticos de un solo uso, dejar de fumar, dejar de ser tan consumistas, no tirar la basura y ser más higiénicos).
Nunca es tarde para darnos cuenta que no somos dueños del mundo, y que en respetarlo y cuidarlo radica el equilibrio de convivir ecológicamente.
Tenga por seguro que el día después de la pandemia se buscarán responsables, la ONU y otros organismos internacionales se reunirán y se emitirán resoluciones que demanden de los Estados mayores inversiones en salud y políticas adecuadas para prevenir este tipo de casos, quizás incluso nazca o se refuerce un nuevo ente responsable de evitar que la historia se repita; sin embargo la responsabilidad no es sólo de ellos, porque para cambiar precisamos el compromiso de todos, el suyo, el mío y el de todos los que nos rodean.

Ph: Marisabel Balderrama (Av. Beijing en la ciudad de Cochabamba)

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