Jaque mate

 


La política es como el ajedrez: un juego de inteligencia, y aunque es cierto que el anhelo de poder hace que la política sea menos elegante y digna, y por el contrario caiga en lo burdo y en repulsivo, no es menos evidente que requiere de profundos análisis y severos pensamientos.

El caso boliviano es dramático por no decir espantoso, porque a nuestra ya malograda economía le impactará una crisis política que será impulsada por cualquier frente que pierda la pulseta electoral. 

El discurso del MAS ya enarbola el argumento del fraude, y si bien es cierto que este es precisamente el frente con menos moral para reclamar semejante causa, no es menos cierto que dicho reclamo pareciera sembrar las bases para la usual convulsión social que eternamente persigue el frente cocalero.

La posibilidad contraria, nacida del voto duro del MAS y que hoy por hoy posiciona a esta tienda política en un lugar privilegiado de las encuestas, niega el hecho de que un 60% del país rechaza el retorno del socialismo masista al poder, pero evidencia la falla terrible de sus candidatos que en vez de unirse han decidido fraccionar el voto en piezas más o menos pequeñas que, bajo las reglas democráticas, más restan que suman. Lo cierto es que de darse una eventual victoria del candidato Arce muy posiblemente volverán las pititas y la crisis se agudizará. 

En pocas palabras habrá una crisis política ya sea por un lado o por el otro.

Visto el tema en detalle dos son los candidatos más preparados para gobernar: Carlos Mesa y Jorge Quiroga, el primero, intelectual y culto, en tanto que el segundo preparado y técnico. Mesa, a ojos de las encuestas será el candidato que centre el voto útil, en tanto que Quiroga, que tiene el perfil ideal para enfrentar la crisis económica, no tiene mayor aspiración que un porcentaje mínimo.

Sin Añez en la competencia, toda vez que retiró una candidatura que nunca debió existir, surge la figura de otra opción que tampoco debió emerger: la del cívico Camacho. El líder cruceño es de pronto un político en potencia que sin embargo hoy peca de impulsivo, regional, sectorial y hasta de excesivamente eclesial. Su poca capacidad técnica es preocupante, y ello, lo vivimos los últimos 14 años, es algo crucial.

Otras candidaturas no reflejan mayor análisis, porque en tanto alguna puede ser muy capaz y hasta preparada, otra cae incluso en lo pintoresco y lo jocoso.

Todos ellos contrarios al MAS, pero siendo funcionales a él a costa de alcanzar el poder.

Sin embargo de que Mesa se vislumbra como la opción que centrará el llamado voto útil, ni Camacho ni Tuto dan muestras de querer bajarse de la competencia por el poder, aún a pesar que eventualmente su tozudez terminará por darle poder a quien más adelante los enjuiciará y perseguirá.

En todo caso el cálculo de todos estos candidatos es errado o mínimamente simplista, porque  su anhelo de poder no evitará la representación parlamentaria del masismo, que muy posiblemente repetirá la historia actual de un órgano ejecutivo bloqueado por el legislativo.

La lógica dice que un pueblo debiera elegir al mejor candidato, pero en éste caso se trata de un rechazo al retorno del MAS al gobierno, por lo que el voto útil se impondrá y tal cual van las cosas se centrará en Carlos Mesa, y es esta precisamente la única oportunidad que pareciera presentarse a última hora para llevar a una segunda vuelta un proceso electoral en el que nadie pareciera mirar los asientos de una Asamblea Legislativa que amenaza teñirse nuevamente de azul.

En política no hay milagros, pero cierto es que suceden cosas muy extrañas. Nadie puede decir qué pasará, lo cierto es que el caso boliviano está lleno de contradicciones y complejidades.En fin, la fecha de elecciones se acerca y muy pronto veremos quién hace jaque mate a quién.


(Imagen tomada de: https://es.dreamstime.com/fotograf%C3%ADa-de-archivo-libre-de-regal%C3%ADas-jaque-mate-image14741427)

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