La nueva normalidad y el desastre

 


Aun sabiendo que no es cierto, muchos tratamos de vivir el día después de mañana, un alba post apocalíptico cargado de heridas sin cicatrizar que trata de subsistir en una tormenta perfecta.

No sólo es la salud la que nos preocupa, ya que todos sabemos de modo más o menos certero que un segundo golpe de la pandemia puede llegar en cualquier momento, un impacto nuevo de un mal aún invencible y que en su nueva llegada traerá otra vez muerte y amargura. También irrita una política que, como dice la canción, resulta bruta, ciega y testaruda, y que pareciera ensombrecer aún más un horizonte desde ya brumoso y difícil.

En el camino tropezamos, además, con que las políticas de la nueva normalidad pretenden que, de la noche a la mañana, todo esté bien. Han comenzado los cobros a diestra y siniestra como si la pandemia del ayer hubiese sido un sueño y hoy todos despertaron sin resaca ni culpa y prestos a invertir como si nada.

La economía está muy mal herida, diversidad de sectores lo viven a diario, en las calles se respira miseria, la vemos en las esquinas cargadas de mendigos estirando la mano, en el incremento de la delincuencia, en las infinitas iniciativas, por intentar generar centavos, que inundan las redes sociales, en las empresas que no pueden sostener sus empleados, en la empobrecida oferta y en la aún más pobre demanda. Estamos muriendo en el aspecto económico.

Nos estamos mintiendo si creemos que de esta saldremos sin caer mínimamente heridos, porque la Covid-19 ha dejado marcas y, peor aún, amenaza con volver tal cual está pasando hoy en Europa.

La nueva normalidad no sólo debiera ser recomendar el uso del barbijo, que si bien puede ocultar el rostro, no alcanza para tapar las penas. Es urgente que se permita reprogramar todo tipo de obligación. Enero ya se aproxima, y con él llegan nuevamente los cobros bancarios, y la única norma que respalda posibles reprogramaciones es tan ambigua que con toda seguridad será el sarcófago de muchos.

Caminamos en la nueva normalidad, sí, pero nos dirigimos hacia el desastre.


(Imagen tomada de: 

 https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/06/26/mercados/1593171181_064925.html)

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