La sombra del poder

 


Si suponemos que el proceso electoral fue transparente y que realmente Luis Arce tiene el apoyo de un 55% de la población, es necesario, sino urgente, que el flamante mandatario establezca los lineamientos de un gobierno suyo ajeno a la sombra del poder expulsado en noviembre del 2019. Evo Morales, que en los hechos representa aquel poder, es hoy por hoy la sombra de un régimen traducido en un neo absolutismo que en su momento pretendió la reelección indefinida, el dominio total y la imposición de una visión unidireccional en la que se ignoró a un gran porcentaje de la población.

Luis Arce ya dio un adelanto muy positivo a la BBC cuando en una entrevista publicada el pasado 20 de octubre afirmó: “Si Evo Morales quiere ayudarnos será muy bienvenido, pero eso no quiere decir que él estará en el gobierno”. Similar mensaje envió al medio francés Le Monde cuando el 22 de octubre indicó expresamente “Evo Morales ya no preside Bolivia, soy yo quien va a gobernar”. Así también, el 23 de octubre manifestó que él “no comparte” las advertencias reprochables que lanzó Evo Morales contra los medios de comunicación. Hace bien Arce en identificar, desde el inicio, que este será un gobierno distinto al de Evo Morales.

Hoy la tendencia es fijarnos únicamente en el 55% que le dió la victoria a Arce, pero no debemos olvidar que ese porcentaje también deja el claro indicador de que en oposición a él está un 45% de los votantes, lo que equivale a decir que casi la mitad del país no está en la misma línea del partido que retorna al poder.

Si Arce logra gobernar mirando a todos y deja de lado el agresivo discurso segregacionista de Evo Morales que por años sólo logró separar a los bolivianos bajo el discurso de campo vs ciudad, si consigue enterrar el cliché eterno del imperialismo opresor y el radicalismo como forma de hacer las cosas, seguro tendrá una gestión pública unificadora, que es lo que Bolivia hoy necesita.

Tareas difíciles le quedan al mandatario electo, pues hoy no podrá administrar la riqueza que el destino puso otrora en sus manos, sino que tendrá el complejo reto de administrar la pobreza. Su primer paso es, sin embargo, alejarse de modo claro de la sombra del poder que trae consigo Evo Morales. Ojalá y lo logre, por su bien y por el bien de Bolivia.


(Imagen tomada de: https://www.cacv.es/2020/07/30/5327/)

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