Todopoderoso

 


El poder corroe, traiciona, encandila y arrasa la voluntad y la conciencia de todo aquel que se le aproxime.

Un claro ejemplo se presentó con la candidatura de Jeanine Áñez, quien seducida por el poder empuñó una intención fallida de sostener para sí misma el dominio estatal y se ocupó de una campaña que terminó debilitando la gestión pública. Con todo, la Presidenta sí tuvo el buen tino de leer correctamente las tendencias de un electorado que nunca terminó por decantarse por ella y decidió bajar su candidatura.

Cosa distinta está sucediendo con el candidato Camacho, quien ha preferido ser ciego ante las evidencias, que aunque no son una garantía, constituyen un reflejo de las preferencias electorales que él y su entorno no están sabiendo leer.

Camacho en este momento juega el rol de tercero en discordia, pero su rol más dañino lo ejecuta cuando al hacerlo va en favor y beneficio del partido que él mismo ayudó a derribar. El ex líder cívico está enceguecido por la ilusión de un poder que lo tiene consumido sin haberlo aún alcanzado. Atrás han quedado los discursos en el Cristo Redentor y las promesas de nunca candidatear, el presente se rige por el poder, una absurda y ciega carrera por el poder.

En 100 años de soledad el coronel Aureliano Buendía llega a enterarse, en un momento determinado, que su lucha, por entonces gestionada por los políticos, sólo se enfoca en obtener el poder, y ello le desencanta con la vida misma. Sus políticos de novela, tal cual los de la vida real, sólo luchan por el poder.

El problema del candidato Camacho no es sólo su obsesión de ser él quien lleve a una segunda vuelta el proceso electoral, sino que su presencia hará que el MAS obtenga una representación parlamentaria significativa.

No soy mesista, pero es él quien en este momento tiene las posibilidades reales de asumir un gobierno con gobernabilidad.

Tristemente esta elección es, en el fondo, un plebiscito por evitar que el MAS retorne al poder. De lado quedan las propuestas, los planes de gestión e incluso las vanas promesas electorales. Pudo ser Añez, Quiroga o incluso Chi, pero sucede que es Mesa el mejor posicionado para evitar el retorno del MAS, y por ende no deberían existir más dudas, salvo claro las derivadas de la angurria de poder, y contra estas lo único que cabe es la profunda reflexión y el puro sentido ético.


(Imagen tomada de: https://lamenteesmaravillosa.com/la-doble-cara-de-la-ambicion-falta-y-exceso/)

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