Historias de ascensor



La sensación de inercia quedó relegada a segundo plano cuando se tocó el tema de discordia entre concordes: la política. 

Todo empezó cuando Cecilia Bernabé, ejecutiva de una reconocida empresa local y actual maestrante en una onerosa universidad privada, tomó el elevador que todos los días le conducía a su trabajo y junto a ella ingresó un sujeto de mediana edad, vestido de overol y con olor a aceite, cuya tez morena brillaba ante el creciente calor de la mañana. No bien hubo cerrado el elevador Cecilia Bernabé movió su dorado cabello, se acomodó el barbijo de marca que combinaba con su ropa y vio en su celular una noticia que la indignó. Casi de modo automático la directiva comentó en voz alta que era increíble que quien antes se jactaba de ser autoridad imparcial era hoy candidato del populismo.  Ariel Soto, que era el circunstancial sujeto con quien compartía elevador, resultó ser partidario del referido candidato y en un arranque de sinceridad soltó un comentario filo e hiriente que pasó por sobre la mascarilla que para entonces llevaba por debajo del mentón: "¡Con qué moral critica la gentuza que ayer nomás estaba apoyando un gobierno de facto!"

ー ¡Que entró porque otra gentuza quería quedarse en el poder para siempre! ーfue la réplica certera de Cecilia Bernabé, quien ni corta ni perezosa además acotóー. Si hubiese sido por su gentuza seguiría la misma porquería, incluidas las autoridades que en su momento supuestamente eran imparciales y que hoy confirmamos estaban vendidos al color del poder. 

ー Tiene todo el derecho a candidatear ーrespondió Ariel Soto ーporque él defendía al pueblo. 

ーDefendía al pueblo que era del color que le convenía ーreplicó Cecilia Bernabéー porque sólo habían derechos humanos de aquellos que querían venir a masacrar, a quemar o a intimidar. 

ー ¡Usted me está discriminando! ーalegó Ariel Soto airadamente. 

ー Ese es su discurso ahora, ¿verdad? ー respondió con calma Cecilia Bernabéー el que piensa distinto a ustedes es racista, discriminador y, por supuesto, un instrumento de la derecha. Lo que pasa es que ustedes son unos ignorantes, unos igualados que no saben ni usar el baño. 

En ese instante el ascensor llegó a su destino, las puertas se abrieron y Ariel Soto salió del cubículo mirando con odio a Cecilia Bernabé. 

ー ¡Racista! ーle gritó justo un segundo antes de que el escupitajo que emergió de sus labios se estampille en la puerta del elevador que en ese instante se cerraba con Cecilia Bernabé extendiendo su dedo medio en franca afrenta.

Así está Bolivia, hubiese dicho cualquiera, con dos visiones distintas, con los unos odiando a los otros  y con diferencias que surgen donde uno menos lo espera. 



(Imagen tomada de: https://www.euromundoglobal.com/fotos/592/18OCT_ACTUALIDAD_ART_PTRCND(5)_BEJAR_NOTIC(720).jpg)


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