Montesquieu y los compadres



 Se hubiese podido afirmar que la independencia de poderes era cosa rutinaria en la Bolivia de inicios del 2021 si no hubiese sucedido que aquel mito se caía pedazo a pedazo desde hace décadas.

Era un acontecimiento previsible, obvio y hasta lógico, que el partido de gobierno iba a usar al poder judicial para apresar al régimen anterior.

Por ese entonces el discurso del golpe de estado oficialista trataba a toda costa de enterrar el fraude electoral del 2019, a su paso, el poder no dudaba en vengarse de quienes hace un año habían hecho lo mismo con ellos.

Cuando Porfirio Machicado se topó con las noticias no se espantó, su reacción, por el contrario, fue de lo más normal. Su compadre, Patricio Arteaga, le veía pasar las páginas del diario local sin detenerse en ningún titular, sin leer ni una letra. 

ー Oiga compadre ーle dijo finalmenteー  ¿qué no se va a detener en alguna de las noticias?

ー ¿Para qué compadre? ーrespondió  muy tranquilo Porfirio Machicadoー si es lo de siempre, los que hoy tienen la sartén por el mango quieren cocinar a los que no la tienen.

Patricio Arteaga, que había vencido satisfactoriamente hasta tercer año de Derecho y tenía nociones básicas de aquella ciencia, sintió que en su pellejo palpitaba un sentido básico de justificación que le obligó a hablar. 

ー ¡Pero eso no es posible! ー planteó con cierto enfadoー sepa usted querido compadre que hace mucho se decidió que todo estado de derecho tiene por principio la independencia de poderes fundada en la autonomía de aquellos que hacen las leyes, los que las ejecutan y, sobretodo, quienes deben de administrar justicia. 

Porfirio Machicado se rascó el costillar y miró a su compadre del alma con ojos de incredulidad. 

ー No me venga a dar cátedra de cuentos de hadas ーaseveróー porque usted sabe tanto como yo que en este país desde hace mucho no existe un poder judicial independiente, que quien se hace del poder maneja las cosas como quiere, que las autoridades no vienen a hacer gestión y se dedican solo a hacer política, que de la noche a la mañana el que hizo campaña aparece con la riqueza traída por los contratos corruptos y por las coimas abusivas.

Patricio Arteaga se inspiró y sacó del pecho un inspirado discurso en torno a Montesquieu y a su sistema de división de poderes. Enalteciendo con sonoras alabanzas los beneficios de la propuesta de pesos y contrapesos, y poniendo énfasis en que los errores de un país pobre como el suyo no eran culpa de los teóricos del estado de derecho, defendió a capa y espada la institucionalidad legal.

ー Yo no conozco al señor Montesquiensabequécosa ーafirmó Porfirio Machicadoー pero le aseguro compadre que únicamente me sentiré tranquilo cuando sepa que los jueces de mi país son independientes y no responden a un favor político, cuando las autoridades trabajen en vez de robar y cuando el uno y el otro sean realmente iguales ante la ley. En tanto eso no suceda, no me moleste y déjeme ver mi periódico.



(Imagen tomada de: http://seminariogargarella.blogspot.com/2014/08/justicia-y-poder-politico.html)

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