El indulto español

A Almudena Crespo le pareció que su hermano Juanma estaba más pálido que cuando abandonó la casa familiar en la que reposaban las cenizas de sus padres, le notó más bajo y triste que nunca. Atribuyó esa imagen a los últimos años en que su hermano había estado viviendo en un país andino enclavado entre las montañas y alejado del mar. Contrario a lo que ella pensaba, Juanma estaba enterado de los pormenores del país: la llegada de la peste, la muerte de sus padres, la nevada inolvidable, pero lo que más le dolía eran los indultos del poder.

Consagrado a su trabajo casi nunca tuvo tiempo para dar muestras de buen juicio, nunca escribía y prefería no escuchar los mensajes rotos que solían aparecer en su teléfono.

—¿Qué esperabas? —le respondió a su hermana cuando ésta le reclamó por su ausencia y por no haber estado cuando sus padres murieron. 

Almudena Crespo, consciente de que sus reclamos nunca obtuvieron nada bueno de él, dio vuelta la página y preguntó en voz baja. «si ya ni vives aquí y no te apena la muerte de tus padres, ¿por qué te molestan tanto los indultos?».

Juanma Crespo, tendido en el sofá y con los brazos abiertos recordó que su hermana había consagrado su juventud al cuidado de sus padres hasta que la peste se los llevó; él nunca tuvo ese presagio, siempre pensó que la muerte de sus seres amados era algo que llegaría precedido de una marca objetiva y definitiva.

ー Dime una cosa, hermana: ¿a tí no te molesta que no se haga justicia con los culpables?

ー Claro que sí, Juanma ーreplicó Almudena Crespoー pero nada se puede hacer, el poder ha decidido liberar a quienes mañana volverán para matar al país.Lo que no logro entender es cómo tú puedes vivir con la insensibilidad de ni siquiera haber venido a enterrar a tus padres y esperar que todo esté así como si nada.

ー Por eso precisamente volví ーrespondió Juanma Crespoー porque en España se perdona y se olvida todo.

(Imagen tomada de: https://sp.depositphotos.com/stock-photos/bandera-espa%C3%B1a-ondulando.html)

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