El juez, la prostituta y la corrupción

Se lo había confesado así, sin advertencia ni disimulo previo, en pelotas como vino al mundo y sin siquiera sonrojarse. Zulema Pantanal lo escuchó con el rostro impávido, abriendo y cerrando los ojos enormes que tanta sensualidad destellaban y tantos recuerdos evocaban. La gitana lo sabía, en realidad todo el mundo lo sabía, pero no esperaba que aquel magistrado de años de trabajo y servicio férreo se lo confiese tan abiertamente.

ー La política no mata a sus enemigos ーafirmó Fausto Maldonado, el eterno juez del puebloー el trabajo sucio lo hacemos nosotros.

Así sentenciaba la realidad aquel hombre de casi 90 años, cuyas canas hechas de nieve y cal no le impedían soñar con una última noche de amor. Cuando el hombre fue a buscarla, ella lo reconoció de inmediato gracias a aquella voz de trueno que maldecía al escuincle que se había atrevido a desearle un buen polvo.

La confesión del magistrado no dejó de sorprender a Zulema Pantanal, y fue por eso que recordó lo que una vez le había advertido su abuela, que como ella, se dedicaba al arte de dar amor a cambio de alguna moneda: «En la cama no hay secretos». 

Zulema Pantanal sabía que el juez se refería a la persecución judicial con la que el poder de turno solía exprimir la vida a quien se atrevía a ponerse en frente. 

ー Así pasó con algún ex ministro de quien se dijo que murió de cáncer terminal, pero que en verdad fue asesinado por la burocracia judicial del país ーprosiguió el jurisconsultoー también sucedió de ese modo con un hombre muy decente de canas y ética probada a quien perseguimos para atormentar con juicios en tierras altas carentes de oxígeno a las que él no debía ir, pero donde fue y encontró la muerte;  y así pasó recién con el ejecutivo que cayó por el desfalco al Estado, que murió para salvar a los verdaderos responsables que hoy día se pasean a sus anchas por las calles de este maltrecho país; y así pasará también con la expresidenta que hoy se pudre en una miserable celdaーconcluyó con la mirada perdida en la techumbre.

Zulema Pantanal conocía, como todos, que nadie sobrevivía a las decenas de juicios, a la manipulación de la justicia y peor aún al poder judicial corrupto. 

ー Recuerde Zulemita ーfinalizó Fausto Maldonadoー en este país uno no se muere cuando puede, sino cuando le da la gana a un juez.


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(Dibujo realizado por Manuel Canales y tomada de: https://www.google.com/url?sa=i&url=http%3A%2F%2Fwww.dplf.org%2Fsites%2Fdefault%2Ffiles%2Faportes_dplf_nr2_junio_2007.pdf&psig=AOvVaw02AmN98P_S1pGiEImAAJE9&ust=1651351558058000&source=images&cd=vfe&ved=0CA0QjhxqFwoTCIjY6qSSuvcCFQAAAAAdAAAAABAO)

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