Rufián Cañaveral, la corrupción y la moral


Aquel retumbe de estruendo, similar, aunque no igual, al bombo de cualquier fiesta patronal, no era otra cosa más que su propio corazón palpitando a lo loco. Le vibraba el pecho incesante al ritmo frenético impuesto por aquel duelo de gigantes, sudaba a la par de quienes, más abajo, corrían tras una pelota que les permitía ganar millones. 

Aquella emoción no era para menos, presenciar aquel encuentro deportivo era de pronto el deseo y ambición de cualquier mortal. Pero él no era cualquier mortal, él era un Padre de la Patria, un asambleísta hecho y derecho, un hombre elegido por la vida para liderar rebaños y conducir huestes. 

Lo que Rufián Cañaveral no sabía era que él mismo iba a ponerse la soga al cuello,  porque ni bien difundió sus fotos, no faltó el que denunció que la entrada a aquel evento deportivo era equivalente al sueldo que él lograba obtener con el sudor de su frente en seis meses de ardua labor, similar situación pasó con el que indicó que estar en el otro lado del charco era un pago monumental que el ahora Senador disfrutaba a costa y paciencia de sus impuestos. 

De poco sirvieron los argumentos de defensa de Rufián Cañaveral, porque nadie le creyó que su suntuoso entretenimiento tenía algo que ver con su condición de indio, su identificación de campesino o su oficio de masista.

Fue recién por la noche que, en un arranque de honestidad, Rufián Cañaveral despertó todo sudado y se dio cuenta que el país andaba de cabeza. Esa oscuridad lacerante le había traído la pesadilla sincera de una criatura temible que, guadaña en mano y exponiendo un rostro sin ojos, le supo mostrar lo injusto de un subsidio, más soborno que jubilación, que al cien por cien recibían los militares a título de fidelidad y amor al poder; de lo complicado de vivir en un país sin dólares y de las luchas por el dominio que eran pan de cada día para los políticos de baja calidad que mandaban a diestra y siniestra. Pero más allá de todo, le supo mostrar que la sinvergüenzura de los poderosos como él era tal, que había que ser muy cobarde para confundir lo corrupto con lo moral.  




https://www.esmadrid.com/


#relato #literatura #literaturaboliviana #ronniepierola #escribir #writer #literature #cuento #literaturalatinoamericana #ronniepierola #tale #microtale #bolivianliterature #escritor #writer #libros #books #frases #leer #cultura #escritoresbolivianos #microrelatos


Comentarios